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TOM REGAN rating:
6
6.6
4,124
Drama. Romance
Set in Baroque France, a scheming widow and her lover make a bet regarding the corruption of a recently married woman. The lover, Valmont, bets that he can seduce her, even though she is an honorable woman. If he wins, he can have his lover to do as he will. However, in the process of seducing the married woman, Valmont falls in love. Based on the same novel as "Dangerous Liaisons."
Language of the review:
- es
June 4, 2019
4 of 4 users found this review helpful
91/21(31/05/19) Buena adaptación del checo Miloš Forman de la popular la novela del galo Pierre Choderlos de Laclos “Amistades peligrosas” (1782), aunque en su tramo final se desinfla en una conclusión bastante insatisfactoria, donde su mensaje final queda difuso y emborronado en un intento de innovar sobre el del libro se quedan huecos de contenido, provocando un anticlimax. El guión es de Jean-Claude Carrière (colaborador habitual en su etapa francesa de Luis Buñuel), que acomoda libremente el libro del SXVIII, reflejando la decadencia moral de una sociedad en las puertas de que su hedonismo de clase alta los implosione con la Revolución Francesa, envuelta en juegos de amor, de mentiras, de apuestas groseras, de infidelidades, o intrigas aristócratas. Mantiene un ritmo narrativo y fluidez atractivo, con una ambientación notable, con unas actuaciones estupendas, con una deconstrucción sangrante de una clase pudiente ensimismada en su arrogancia. Aunque el gran pero es su mala suerte, al estrenarse solo 11 meses después de otra versión mucho mejor de la misma novela, en este caso la dirigida por Stephen Frears, con un mejor acabado, con unos protagonistas más famosos (Malkovich, Close o Pfeiffer), y con un libreto más redondo, aderezado por este si con un final estremecedor, haciendo que esta versión quede como la hermana bastarda, y en este caso las comparaciones son odiosas y más para este “Valmont”. Recibió una nominación a los Oscar al Mejor Vestuario (Theodor Pištěk).
Tiene dos primeros tercios muy sugerentes, con humor sibilino (la anciana Madamme de Rosemonde, la caída de la barca de Valmont, o la actitud de esclavo del criado del protagonista) con un desarrollo ágil, con situaciones sugerentes, desmenuzando las miserias de una sociedad elitista, su podredumbre moral, su ociosidad, su despotismo, evolucionado una red de maquinaciones de la pareja protagónica en la que los sentimientos de los demás son violados en pos de su divertimento o venganzas infantiles. Pero (lo hay) al ser coetánea de la de Stephen Frears es inevitable la comparación, y aquí pierde por varias vueltas, pues está exenta la de Valmont del lirismo y épica romántica de la de 1988, y encima se pierde en un maraña vacua en su rush final, alejándose (y mucho) del sentido de la novela, y en ese tránsito perdiendo los personajes carácter trágico-poético, ello sin sumar reflexión alguna que nos saque de la inanidad de lo anticlimático, perdiéndose por el metraje la carga erótica inherente al relato.
La puesta en escena resulta exscelente, con un gran diseño de producción de Pierre Guffroy (“Tess” o “El quimérico inquilino”), recreando la época y suntuosidad de cadente del SXVIII francés en escenarios naturales de Francia (París en Musée Nissim de Camondo para el interior del Palacio Volange, Opéra Comique para las escenas de la ópera, Hôtel des Ambassadeurs de Hollande para la residencia de Madame Tourvel; Musée Vivant du Cheval-Chantilly es donde Gercourt entrena a cadetes con la espada); Château de Groussay-Yvelines es el estanque donde Valmont desde su barca intenta seducir a Madame Tourvel; Abbaye aux Hommes-Caen es la escena inicial; Bordeaux para calles; Chateau de Versailles para la escena de la boda; Château de la Motte-Tilly- Aube para la residencia de Madame de Rosemonde), con decorados barrocos formidables, proyectando el bullicio de las calles; Adornando a los personajes con un exquisito vestuario creado por Theodor Pistek (“Happy End” o “Amadeus”), aunque en el apartado de la peluquería me faltan los pelucones; todo esto filtrado por la cinematografía de Miroslav Ondrícek (“Hair” o “Amadeus”), jugando con la luz natural, otorgando lujo a las imágenes, componiendo cuadros de beldad sibarita, aprovechando la pompa de este tiempo; Esto punteado por la música de Christopher Palmer (participó en el departamento musical de “Enemigo mío” o “El Cabo del Miedo”), que acompaña pero no deja huella.
El Valmont de Colin Firth resulta algo blandito, de buen parecer, pero escaso de mordacidad, le falta la picardía y ruindad que el personaje requiere, un seductor ingenioso, pero falto de carisma para verlo como malvado, sino más bien como travieso, lo cual le resta hondura, no siendo rival para los ardides de Madame Marteuil, con lo que el duelo es desigual, cosa que no acontecía en la de Stephen Frears. En comparación la encarnación de Malkovich es como comprara a una cobra real (este último) con una lagartija (Firth), Malkovich adolece de la belleza de Firth, pero su carisma y electricidad desbordan la pantalla; La Marquesa de Merteuil de Annette Bening (con 30 años) encarna a una pérfida aristócrata, una víbora de rostro bello, de sonrisa encantadora, una maestra de marionetas que mueve sus envenenados hilos de modo perverso, valiéndose de arteras actitudes, tensando cuerdas, aprovechándose de la inocencia de los jóvenes. Benning la dota de fulgor malévolo, con orgullo, altivez, utiliza sus armas de mujer de modo retorcido. En comparación con la Glen Close de la versión 1988 la cosa está más nivelada, las dos demuestran intensidad, aunque la Close da un mayor arsenal dramático, gracias también a la superior finalización del guión que la hace arrolladora; Faizura Balk como Cecile Volanges hace una labor deliciosa como una entrañable e ingenua chica, perdida en una selva de manipuladores. En este caso Faizura si lo hace mucho mejor que la sensual pero inane (al menos aquí) Thurman dela versión 1988, demuestra más personalidad, más expresividad, más alma;… (sigo en spoiler)
Tiene dos primeros tercios muy sugerentes, con humor sibilino (la anciana Madamme de Rosemonde, la caída de la barca de Valmont, o la actitud de esclavo del criado del protagonista) con un desarrollo ágil, con situaciones sugerentes, desmenuzando las miserias de una sociedad elitista, su podredumbre moral, su ociosidad, su despotismo, evolucionado una red de maquinaciones de la pareja protagónica en la que los sentimientos de los demás son violados en pos de su divertimento o venganzas infantiles. Pero (lo hay) al ser coetánea de la de Stephen Frears es inevitable la comparación, y aquí pierde por varias vueltas, pues está exenta la de Valmont del lirismo y épica romántica de la de 1988, y encima se pierde en un maraña vacua en su rush final, alejándose (y mucho) del sentido de la novela, y en ese tránsito perdiendo los personajes carácter trágico-poético, ello sin sumar reflexión alguna que nos saque de la inanidad de lo anticlimático, perdiéndose por el metraje la carga erótica inherente al relato.
La puesta en escena resulta exscelente, con un gran diseño de producción de Pierre Guffroy (“Tess” o “El quimérico inquilino”), recreando la época y suntuosidad de cadente del SXVIII francés en escenarios naturales de Francia (París en Musée Nissim de Camondo para el interior del Palacio Volange, Opéra Comique para las escenas de la ópera, Hôtel des Ambassadeurs de Hollande para la residencia de Madame Tourvel; Musée Vivant du Cheval-Chantilly es donde Gercourt entrena a cadetes con la espada); Château de Groussay-Yvelines es el estanque donde Valmont desde su barca intenta seducir a Madame Tourvel; Abbaye aux Hommes-Caen es la escena inicial; Bordeaux para calles; Chateau de Versailles para la escena de la boda; Château de la Motte-Tilly- Aube para la residencia de Madame de Rosemonde), con decorados barrocos formidables, proyectando el bullicio de las calles; Adornando a los personajes con un exquisito vestuario creado por Theodor Pistek (“Happy End” o “Amadeus”), aunque en el apartado de la peluquería me faltan los pelucones; todo esto filtrado por la cinematografía de Miroslav Ondrícek (“Hair” o “Amadeus”), jugando con la luz natural, otorgando lujo a las imágenes, componiendo cuadros de beldad sibarita, aprovechando la pompa de este tiempo; Esto punteado por la música de Christopher Palmer (participó en el departamento musical de “Enemigo mío” o “El Cabo del Miedo”), que acompaña pero no deja huella.
El Valmont de Colin Firth resulta algo blandito, de buen parecer, pero escaso de mordacidad, le falta la picardía y ruindad que el personaje requiere, un seductor ingenioso, pero falto de carisma para verlo como malvado, sino más bien como travieso, lo cual le resta hondura, no siendo rival para los ardides de Madame Marteuil, con lo que el duelo es desigual, cosa que no acontecía en la de Stephen Frears. En comparación la encarnación de Malkovich es como comprara a una cobra real (este último) con una lagartija (Firth), Malkovich adolece de la belleza de Firth, pero su carisma y electricidad desbordan la pantalla; La Marquesa de Merteuil de Annette Bening (con 30 años) encarna a una pérfida aristócrata, una víbora de rostro bello, de sonrisa encantadora, una maestra de marionetas que mueve sus envenenados hilos de modo perverso, valiéndose de arteras actitudes, tensando cuerdas, aprovechándose de la inocencia de los jóvenes. Benning la dota de fulgor malévolo, con orgullo, altivez, utiliza sus armas de mujer de modo retorcido. En comparación con la Glen Close de la versión 1988 la cosa está más nivelada, las dos demuestran intensidad, aunque la Close da un mayor arsenal dramático, gracias también a la superior finalización del guión que la hace arrolladora; Faizura Balk como Cecile Volanges hace una labor deliciosa como una entrañable e ingenua chica, perdida en una selva de manipuladores. En este caso Faizura si lo hace mucho mejor que la sensual pero inane (al menos aquí) Thurman dela versión 1988, demuestra más personalidad, más expresividad, más alma;… (sigo en spoiler)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
... Henry Thomas como Danceny compone al cándido y noble profesor de música. Thomas también es mucho mejor que el Reeves de la de 1988, tampoco era complicado; Siân Phillips como Madame de Volanges compone a una estupenda madre ultra-protectora; La tía anciana de Valmont embestida por la veterana Fabia Drake (20 de junio de 1904 – Londres, 28 de febrero de 1990, muriendo dos meses y medio después del estreno del film) en su último papel en cine, extraordinaria en cada aparición, con una simpatía arrolladora.
Spoiler:
Nos meten un tramo donde Danceny muestra sus habilidades de paladín con Gercourt se siente metida con calzador para que veamos que el maestro de música es experto con la espada, esto no se muestra en la versión de 1988, y queda mejor para el duelo con Valmont, pues parece que este se deja vencer con un advenedizo, en esta “Valmont” queda chirriante que Valmont convierta su duelo con Danceny en un circo de payasos, con sus harapientos testigos y el borracho para espadear con un experto, no tiene sentido; Como me resulta carente de sentido trascendente (como sí lo era “Las amistades peligrosas” de Frears) su rush final, pues muere Valmont (anulando cualquier épica romántica, pues además lo hace fuera de plano) y no hay reacciones que nos generen emoción alguna, se produce el funeral, le lloran, Madame Tourvel visita con su esposo su tumba, Cecile está embarazada de Valmont, cual vendetta desde la muerte. Pero si esto resulta una victoria de Madame Mertuil! Madame Mertuil queda sin castigo alguno (como si lo había en el libro y la versión Frears), y si como digo, con el premio de que su amante Gercourt se casa con una preñada de otro. Aquí Valmont no queda vengado gracias a las cartas que acaban con la buena reputación pública que mantenía Merteuil. Todo esto anula cualquier dimensión de calado dramático, y es que parece escrito por el enemigo.
"Ya estábamos en medio de nuestro guión cuando anunciaron su versión, basada en la obra", recordó Milos Forman el otro día. "Por supuesto, inmediatamente supimos que se apresuraban a hacerlo muy rápido. Con el concepto que tenía, todos sabíamos que no podía ser más rápido. No podíamos vencerlos. Por lo tanto, esperaba una llamada de los productores diciendo: ' Lo siento, Milos, no podemos arriesgarnos. Llegó la llamada. Me preguntaron: '¿Realmente te molesta que se vaya a hacer otra película?' Dije que por supuesto que no. Y sentí que, Dios, Hollywood todavía está loco. Eso es bueno". Así que Forman siguió adelante con su versión de la historia, filmando en locaciones en Francia y en complejos interiores y exteriores que no podían apurarse.
De nuevo se obvia el final de la novela de Laclos y no se muestra el final de la marquesa. La cual horrorizada por su aspecto no le queda otra que huir de Francia, rumbo a Holanda, con la cara desfigurada por la viruela como castigo de su funesto comportamiento.
El guión difiere significativamente de la novela de Laclos: en ella, Cécile es violada por Valmont y sufre un aborto involuntario; en el filme se deja seducir de buen grado y asiste embarazada a su boda; las cartas entre Valmont y Merteuil que conducen a la caída de esta no se mencionan en la película y por ende Merteuil no cae en el descrédito (excepto ante los ojos de Cécile y de su madre); ella tampoco sufre la desfiguración física descrita por Laclos en el desenlace; el final de Madame de Tourvel es menos trágico, pues en lugar de morir por un corazón roto, es perdonada por su marido.
En conjunto me queda un film que va de más a muy menos, hasta desembocar en una meta insustancial que lastra y mucho el resultado final. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Nos meten un tramo donde Danceny muestra sus habilidades de paladín con Gercourt se siente metida con calzador para que veamos que el maestro de música es experto con la espada, esto no se muestra en la versión de 1988, y queda mejor para el duelo con Valmont, pues parece que este se deja vencer con un advenedizo, en esta “Valmont” queda chirriante que Valmont convierta su duelo con Danceny en un circo de payasos, con sus harapientos testigos y el borracho para espadear con un experto, no tiene sentido; Como me resulta carente de sentido trascendente (como sí lo era “Las amistades peligrosas” de Frears) su rush final, pues muere Valmont (anulando cualquier épica romántica, pues además lo hace fuera de plano) y no hay reacciones que nos generen emoción alguna, se produce el funeral, le lloran, Madame Tourvel visita con su esposo su tumba, Cecile está embarazada de Valmont, cual vendetta desde la muerte. Pero si esto resulta una victoria de Madame Mertuil! Madame Mertuil queda sin castigo alguno (como si lo había en el libro y la versión Frears), y si como digo, con el premio de que su amante Gercourt se casa con una preñada de otro. Aquí Valmont no queda vengado gracias a las cartas que acaban con la buena reputación pública que mantenía Merteuil. Todo esto anula cualquier dimensión de calado dramático, y es que parece escrito por el enemigo.
"Ya estábamos en medio de nuestro guión cuando anunciaron su versión, basada en la obra", recordó Milos Forman el otro día. "Por supuesto, inmediatamente supimos que se apresuraban a hacerlo muy rápido. Con el concepto que tenía, todos sabíamos que no podía ser más rápido. No podíamos vencerlos. Por lo tanto, esperaba una llamada de los productores diciendo: ' Lo siento, Milos, no podemos arriesgarnos. Llegó la llamada. Me preguntaron: '¿Realmente te molesta que se vaya a hacer otra película?' Dije que por supuesto que no. Y sentí que, Dios, Hollywood todavía está loco. Eso es bueno". Así que Forman siguió adelante con su versión de la historia, filmando en locaciones en Francia y en complejos interiores y exteriores que no podían apurarse.
De nuevo se obvia el final de la novela de Laclos y no se muestra el final de la marquesa. La cual horrorizada por su aspecto no le queda otra que huir de Francia, rumbo a Holanda, con la cara desfigurada por la viruela como castigo de su funesto comportamiento.
El guión difiere significativamente de la novela de Laclos: en ella, Cécile es violada por Valmont y sufre un aborto involuntario; en el filme se deja seducir de buen grado y asiste embarazada a su boda; las cartas entre Valmont y Merteuil que conducen a la caída de esta no se mencionan en la película y por ende Merteuil no cae en el descrédito (excepto ante los ojos de Cécile y de su madre); ella tampoco sufre la desfiguración física descrita por Laclos en el desenlace; el final de Madame de Tourvel es menos trágico, pues en lugar de morir por un corazón roto, es perdonada por su marido.
En conjunto me queda un film que va de más a muy menos, hasta desembocar en una meta insustancial que lastra y mucho el resultado final. Fuerza y honor!!!