Interesante película que en sí misma constituye un estudio del funcionamiento de Hollywood en lo que respecta a los premios. Después de años y años trabajando con personajes complejos, carismáticos y llenos de matices, a Jeff Bridges le cae (por fin) el Oscar con una de las películas más mediocres de su carrera. Pero los alcóholicos perdedores, al igual que los enfermos terminales, los locos y las actrices monas que se ponen feas, les gustan mucho a los de la academia y así nos va. Que el Rey Pescador no se llevase ni las gracias y este mediocre, aburrido y arquetípico Bad Blake sí, da que pensar. A lo mejor el secreto no está en el corazón, rebelde o no: está en los complementos.

Hay que decir sin embargo que Bridges es sin duda lo mejor de "Corazón rebelde". Claro que "Corazón rebelde" es una película tan mala que no era muy difícil (dice un amigo mío que las hacen malas aposta para que el actor premiable se luzca todavía más en comparación con el patetismo del resto). Eso sí, que nadie se espere un super recital, el tipo se pasa media peli tirado en una cama abrazado a una botella de whisky, vamos que se lo dejaron fácil.

Y ni siquiera las canciones son muy interesantes. Uno se imagina al productor de turno revolviendo a ver si con un poco de suerte daba con unas caras B aprovechables de Waylon Jennings y teniéndose que conformar con lo que no pudo venderse al mánager de Billy Ray Cyrus.