Correcto filme de Frank Marshall. Consigue transmitir muy bien las sensaciones y angustias de la odisea de los protagonistas. El reparto, especialmente John Malkovich, optan por la credibilidad antes que un lucimiento que no tiene cabida aquí. El tema se trata con compasión y humanidad, sin perder el sentido de la aventura, porque las aventuras también son así de jodidas y de ingratas. La historia nos tiende la mano y nos invita a pasar, ver y sufrir. Podríamos haber sido nosotros...

Dolorosa empatía con:

- La secuencia del accidente aéreo...el avión partido en dos, los cuerpos absorbidos por la presión terribe, dolor aullante, piernas aplastadas, gritos, nieve, terror...Para no volver a cogerte un avión en lo que te quede de vida. Verla en la tele debe ser impactante, pero en el cine te asegurabas pesadillas para los diez próximos años.

- Frío, frío, frío. Tratar de sobrevivir a las noches andinas sin nada más que un avión destrozado para refugiarse. Labios helados, dedos azules, dientes que repican sobre dientes, el frío como el enemigo implacable, las noches como interminables batallas contra los elementos. Y a la mañana siguiente, recuento de bajas.

- El hambre insoportable. La antropofagia es la última barrera que el ser humano opone a la supervivencia. Quizás una de las preguntas que más tememos: ¿seríamos capaces de alimentarnos de nuestros congéneres en un caso extremo?. Ellos sobrevivieron.

- El rescate. Vivir después de haber sobrevivido. El filme termina, pero la vida no termina, las preguntas tampoco...

Buena. Más de uno no podrá evitar correr a la wikipedia para saber qué fue de los supervivientes de tan terrible viaje.