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apagaYvamonos rating:
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7.6
89,872
Horror. Romance. Fantasy
In 1462, Elisabeta, the wife of Vlad Dracula, the ruler of Transylvania, throws herself to her death, wrongly believing that her husband has been killed while defending against the Turks. But when the church he has been defending condemns her soul to Hell for taking her own life, Dracula damns them and accepts the powers of darkness to become a vampire. In the 1890s, clerk Jonathan Harker travels to Transylvania to enact the sale of ... [+]
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- es
March 10, 2010
8 of 13 users found this review helpful
Tras un eterno, extenuante y monótono trayecto, aderezado para mi disfrute con unos polvillos mágicos, llegué al enorme y oscuro castillo, después de haber atravesado un infierno azul cuya banda sonora era el canto de unos sombríos lobos… madre mía “peazo” ketamina que me ha “conseguío” el Remi, pensé… La puerta estaba abierta, entré sin pensármelo… de inmediato me encontraba en un lúgubre salón, casi diabólico… Se respiraba horror, tristeza, desesperación, angustia y… un poco de caballa en escabeche… Me sentía casi paralizado por el pánico… nunca he soportado el olor a caballa en escabeche…
Repentinamente apareció mi anfitrión deslizándose sobre el suelo, se hacía llamar Conde Drácula, aunque personalmente me hubiera gustado llamarle yaya Monse, con esos moños canosos y ese batín rojo era “clavao” el “hijoputa”. Todavía me recordó más a mi “abuelica”, cuando me ofreció la susodicha caballa en escabeche y me dijo que él no iba a cenar, lo típico que hacen las abuelas, no paran de ofrecerte comida diciéndote que tienes que comer pa’ hacerte “moso”, y ellas no prueban “bocao”. Inconscientemente le dije: “jo yaya, sabes que no soporto la caballa”, y cuando me di cuenta me había puesto el payo una espada en el cuello, mientras me gritaba que eso no era cosa de risa, que no sé qué de una estirpe de caballeros… en fin, una movida rara de cojones. Lo calmé diciéndole: “yaya, no se ponga usted así, que no es bueno pa’ la tensión”, y me pareció ver que su sombra intentaba estrangularme… “¡Joder! Realmente me he “pasao” con el “polvo k” esta tarde…”, pensé. Es que el viaje había resultado muy largo y aburrido…
Cuando acabé de cenar me rogó que le dejara ver la foto de mi amada; como todavía seguía un poco “colocao” de “special k” lo entendí mal, y pensé que quería ver la foto de la mamada. Casualmente tengo docenas de fotos en el móvil de la famosa Charo cantando en mi karaoke, y con mucho gusto no dudé en mostrárselas… ¡Fue impresionante, con lo ciego que iba me pareció verle transformarse en una especie de murciélago gigante, mientras vomitaba ratas y chillaba barbaridades en algún dialecto demoníaco! Sabedor de que lo que estaba presenciando en aquel momento era producto de mi trastocada imaginación, empecé a “partirme el culo” de forma maleducada e irrespetuosa, por lo que el Conde me peguntó: “¿es que no te asusto?” A lo que respondí: “querido Conde, ¿como me va a asustar si usted es el vivo retrato de mi yaya Monse? Es más, ¡estoy tan a gusto aquí que pienso quedarme por unos meses!”
Lo noté por momentos algo contrariado… De repente entre sollozos y lágrimas se puso a lamentarse de que ya no era el mismo, que antes asustaba a todo ser viviente, que era el amo de las bestias y las sombras, dueño y señor de las tinieblas y poseedor del poder de la tormenta…
Repentinamente apareció mi anfitrión deslizándose sobre el suelo, se hacía llamar Conde Drácula, aunque personalmente me hubiera gustado llamarle yaya Monse, con esos moños canosos y ese batín rojo era “clavao” el “hijoputa”. Todavía me recordó más a mi “abuelica”, cuando me ofreció la susodicha caballa en escabeche y me dijo que él no iba a cenar, lo típico que hacen las abuelas, no paran de ofrecerte comida diciéndote que tienes que comer pa’ hacerte “moso”, y ellas no prueban “bocao”. Inconscientemente le dije: “jo yaya, sabes que no soporto la caballa”, y cuando me di cuenta me había puesto el payo una espada en el cuello, mientras me gritaba que eso no era cosa de risa, que no sé qué de una estirpe de caballeros… en fin, una movida rara de cojones. Lo calmé diciéndole: “yaya, no se ponga usted así, que no es bueno pa’ la tensión”, y me pareció ver que su sombra intentaba estrangularme… “¡Joder! Realmente me he “pasao” con el “polvo k” esta tarde…”, pensé. Es que el viaje había resultado muy largo y aburrido…
Cuando acabé de cenar me rogó que le dejara ver la foto de mi amada; como todavía seguía un poco “colocao” de “special k” lo entendí mal, y pensé que quería ver la foto de la mamada. Casualmente tengo docenas de fotos en el móvil de la famosa Charo cantando en mi karaoke, y con mucho gusto no dudé en mostrárselas… ¡Fue impresionante, con lo ciego que iba me pareció verle transformarse en una especie de murciélago gigante, mientras vomitaba ratas y chillaba barbaridades en algún dialecto demoníaco! Sabedor de que lo que estaba presenciando en aquel momento era producto de mi trastocada imaginación, empecé a “partirme el culo” de forma maleducada e irrespetuosa, por lo que el Conde me peguntó: “¿es que no te asusto?” A lo que respondí: “querido Conde, ¿como me va a asustar si usted es el vivo retrato de mi yaya Monse? Es más, ¡estoy tan a gusto aquí que pienso quedarme por unos meses!”
Lo noté por momentos algo contrariado… De repente entre sollozos y lágrimas se puso a lamentarse de que ya no era el mismo, que antes asustaba a todo ser viviente, que era el amo de las bestias y las sombras, dueño y señor de las tinieblas y poseedor del poder de la tormenta…
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Le aconsejé que no se preocupase, que todos teníamos nuestros momentos buenos y nuestros momentos de bajón, que era normal, que los años no pasaban en balde… acto seguido abrí mi riñonera, saqué mi bolsita con la ketamina que me quedaba, la aboqué en la gigantesca mesa, e hice dos lonchas de metro y medio, una pa’ cada uno: “Tome Monse, si usted quiere volver a sentirse el puto amo del universo, a dominar la tormenta y asustar al mismísimo Lucifer, métase estos polvos mágicos”. Sin vacilar ni un segundo, el Conde se inclinó sobre su “rayote” e inspiró profundamente hasta que llegó a la mitad de la misma, porque para un principiante meterse aquello entero era imposible; acto seguido me endosé de un tirón la mía y lo que quedó de la suya…
¡Menuda fiesta más guapa nos montamos! ¡Mi yaya echó a volar escupiendo fuego al mismo tiempo que se meaba de la risa! ¡Y yo cuando me quise dar cuenta estaba “rodeao” de tres pivones con colmillos que me querían morder! ¡Con el subidón de las vitaminas cogí la espada con la que el Conde me había amenazado anteriormente y les corté la cabeza a las tres! ¡Un flipe! ¡Me puse a tirarme sus decapitados y preciosos cuerpos con una esplendorosa pasión! ¡Cuando acabé el primitivo acto, comencé a jugar al fútbol con sus amputados cráneos! ¡Había una que era igualita a Monica Bellucci! ¡Me coloqué en frente de ella, retrocedí tres pasos, abrí mis “parrancanas” patas adoptando la postura del Cristiano “Bobaldo”, y le pegué un “tomahawk” que ni el mismísimo “portuguesito-barbie”, la “pelota-bellucci” fue a parar a la cabeza del Conde, que se hallaba en la esquina del techo rezumando espuma por la boca! Tras el violento impacto calló al suelo, se levantó, se meó encima cual niña del exorcista, dio tres vueltas de 360º con su cabeza, y se arrancó a cantar con la idéntica voz de Rocío Jurado: “¡¡¡Como una olaaaa…!!!” “¡Esta sí que es mi abuela coño!”, exclamé emocionado con los ojos lloricosos, ¡y corrí hacia ella apresuradamente fundiéndonos en un cálido abrazo! ¡El muy cabrón no paraba de cantar y me dejó el oído derecho sordo como una tapia! Por lo que me agobié, se me fue la pinza, y lo degollé también… ¡Aún así no se callaba el Conde Monse! Hasta que hice aguas menores usando su cabeza de orinal y se evaporó cual vampiro cuando recibe la luz solar…
Cuando se me hubo pasado el efecto, y tras contemplar la escena que había “organizao” en el castillo, escampé de allí cagando leches, y volví a mi casa cual conejito buscando su madriguera tras un encontronazo con el lobo… En los días posteriores las noticias hablaban de la muerte de Drácula, y pese a que no disponían de pruebas suficientes, todo apuntaba a que aquello podría haber sido obra de un tal Van Helsing… ¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡Qué “pringao” el tío ese! ¡Le han “cargao” el muerto encima! ¡De la que me he “librao”! ¡Qué plácidamente dormí aquella noche…!
¡Menuda fiesta más guapa nos montamos! ¡Mi yaya echó a volar escupiendo fuego al mismo tiempo que se meaba de la risa! ¡Y yo cuando me quise dar cuenta estaba “rodeao” de tres pivones con colmillos que me querían morder! ¡Con el subidón de las vitaminas cogí la espada con la que el Conde me había amenazado anteriormente y les corté la cabeza a las tres! ¡Un flipe! ¡Me puse a tirarme sus decapitados y preciosos cuerpos con una esplendorosa pasión! ¡Cuando acabé el primitivo acto, comencé a jugar al fútbol con sus amputados cráneos! ¡Había una que era igualita a Monica Bellucci! ¡Me coloqué en frente de ella, retrocedí tres pasos, abrí mis “parrancanas” patas adoptando la postura del Cristiano “Bobaldo”, y le pegué un “tomahawk” que ni el mismísimo “portuguesito-barbie”, la “pelota-bellucci” fue a parar a la cabeza del Conde, que se hallaba en la esquina del techo rezumando espuma por la boca! Tras el violento impacto calló al suelo, se levantó, se meó encima cual niña del exorcista, dio tres vueltas de 360º con su cabeza, y se arrancó a cantar con la idéntica voz de Rocío Jurado: “¡¡¡Como una olaaaa…!!!” “¡Esta sí que es mi abuela coño!”, exclamé emocionado con los ojos lloricosos, ¡y corrí hacia ella apresuradamente fundiéndonos en un cálido abrazo! ¡El muy cabrón no paraba de cantar y me dejó el oído derecho sordo como una tapia! Por lo que me agobié, se me fue la pinza, y lo degollé también… ¡Aún así no se callaba el Conde Monse! Hasta que hice aguas menores usando su cabeza de orinal y se evaporó cual vampiro cuando recibe la luz solar…
Cuando se me hubo pasado el efecto, y tras contemplar la escena que había “organizao” en el castillo, escampé de allí cagando leches, y volví a mi casa cual conejito buscando su madriguera tras un encontronazo con el lobo… En los días posteriores las noticias hablaban de la muerte de Drácula, y pese a que no disponían de pruebas suficientes, todo apuntaba a que aquello podría haber sido obra de un tal Van Helsing… ¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡Qué “pringao” el tío ese! ¡Le han “cargao” el muerto encima! ¡De la que me he “librao”! ¡Qué plácidamente dormí aquella noche…!