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pancho carilao rating:
8
Drama If you want a Ned, I’ll give you a fucking Ned! Glasgow, 1973. On the brink of adolescence, young John McGill’s about to start secondary school. He’s a bright boy, a sensitive boy, eager to learn, but the cards are stacked high against him. The McGill family’s dirt poor, his hated father’s a drunken bully. His teachers – punishing John for the ‘sins’ of his older brother Benny – are down on him from the start. John’s on his own. And ... [+]
Language of the review:
  • es
June 7, 2011
6 of 9 users found this review helpful
A esta película- retrato brutal del sistema social y educativo escoces de los setenta y que en realidad podría ser cualquier país de sudamérica, Estados unidos o Europa- se le critica el abrupto cambio que sufre el protagonista como si fuera algo inverosímil. Estoy seguro que los mismos que arrojan piedras, al ver películas como el Batman de Tim Burton ni se inmutan ante un villano como el Joquer que es psicópata porque se le da la regalada gana. A esos críticos los invito a vivir con un padre golpeador y borracho, a estudiar en un colegio donde te juzgan por las burradas que hace un tiempo hizo tu hermano y donde tu aguda inteligencia es un estorbo, donde el horizonte es más chato que pulga de enano y les aseguro que hasta un futuro Einstein terminaría fumando porros y resolviendo sus problemas a golpes. Esto es un peliculón. Salpicado de excesos, pero un peliculón. El epílogo sin duda me parece una alegoría innecesaria- ya sabemos que todos esos críos están a su suerte en un sitio peor a la selva ya que en esta última los animales sólo matan para comer y no para acumular u ostentar- . La actuación del protagonista me parece notable. Sabe cambiar de registro, de un tipo tímido y estudioso a un matón de barrio, de manera creíble. Tiene algo a Gerard de Pardieu y eso le da una sólida capacidad de adaptarse a los cambios que experimenta. Indudablemente estamos ante una película violenta y esto porque sabemos que la historia pudo ser cierta, porque no tan lejos de nuestras casas o quizás terriblemente cerca se incuba otro delincuente y no educado, aunque no queramos verlo.
pancho carilao
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