Historia tan predecible y sencilla que encaja perfectamente como el zapato de cristal de Cenicienta.
Una bella modelo que pasa por querer ser actriz es el cebo recurrente en una historia para atraer a hombres y concebir nuevas criaturas alienígenas para colonizar nuestra planeta. En estos intentos de encontrar un buen semental por el monstruo con fachada de mujerón, le persigue el grupo de los buenos compuesto por los consabidos: héroe, novia del héroe, el que parece líder y no lo es, el intelectual y el friqui. Todo hasta aquí podría digerirse en una película que tiene como bueno un ritmo fluído, pero el problema es que esta película de los noventa no ha sabido envejecer bien y los efectos especiales que en su día recibieron algún premio se han quedado obsoletos y chirrían bastante.
La parte final de la película es especialmente torpe y provoca por momentos sonrisas de vergüenza ajena para colocar a esta película en la estantería de serie B. Actores de la talla de Forest Whitaker y Ben Kingsley no querrían gritar hoy a los cuatro vientos su participación en este film.