Si ya John Ford en "El hombre que mató a Liberty Valance" zanjó el western clásico, puso fin a sus días de gloria, sus shérif, su carisma y magnífica épica, Sam Peckinpah puso fin a los forajidos, la violencia, la sangre y a los antihéroes.

Peckinpah nos lleva a los últimos días del western, la civilización estaba llegando por la costa este, y junto a ella, las leyes, ya no hay tiempo para atracos y forajidos, ya no tienen sitio en este país.

Por eso, tras un soberbio tiroteo, tienen que estar en México. Peckinpah tiene que poner toda la acción fuera de los EE.UU. ya que esta banda de implacables forajidos no tiene cabida en un país civilizado (el reparto esta increíble, a destacar Ernest Borgnine y William Holden). El aire que rezuma en este western es realmente triste y oscuro, se ve constantemente en los ojos de Pike (William Holden) y en la escena inicial, donde esos niños (los nuevos días) empujan a unos alacranes (los forajidos) a las hormigas rojas dispuestas a aniquilarlos (las leyes), una metáfora sublime.

Los antihéroes más amorales de la historia del cine, porque pese a un grupo de personas de la peor calaña, el antagonista es incluso peor, el general Mapache.

Una historia de violencia con violencia se resuelve, ahí ese tiroteo final. Una dirección impecable acompañada del mas asombroso de los montajes. Las caídas a cámaras lentas, las caras de desesperación a ritmo de metralleta, los balazos tan sangrientos y descriptivos y el sudor en la cara de estos villanos del oeste mostrando su cansancio de esta vida de excesos y oros robados.

Sam Peckinpah soltó su ira, su amor, su desamor, sus deseos y sus inquietudes cinematográficas en esta obra maestra del cine ultraviolento, del western y del cine en general.

El western más oscuro de la historia.

Imprescindible, un 10. Gracias Sam, eres un genio.

Comento un detallito en spoiler.