Un mago de Las Vegas posee la capacidad de saber que va a ocurrir en los próximos minutos, don sobrenatural que le facilita su labor como mago mentalista y que pronto se convierte en un bien deseado por los demás.
Una idea sencilla, que tiene un comienzo prometedor en el que se muestra la capacidad de anticipación del protagonista.
Pronto descubrirá que su capacidad sobrenatural va más allá de los próximos cinco minutos y que la vida de muchas personas depende de él.
El desarrollo de la trama juega con los sucesos en el tiempo y deposita todo el interés en el don que desarrolla el protagonista a medida que sufre una persecución implacable por hacerse con sus servicios.
Lamentablemente llega un punto en el que lo novedoso de la trama pierde consistencia y empieza a resultar previsible, como si el propio espectador tuviera el mismo don que el protagonista.
Dentro del apartado de efectos especiales decir que en un intento de ser deslumbrantes, acaban por resultar insultantes, en una producción de estas características se espera algo más de lo que ofrece.
Nicolas Cage sigue subiéndose en vehículos de alta velocidad que le conducen a un accidente seguro. Debería tener una mejor visión y tener más criterio a la hora de elegir sus papeles.
Una historia simplista, con alguna que otra pirueta temporal, que se ve con la facilidad que se olvida.