Pese a que sus dos anteriores precuelas no fueran nada del otro mundo, incorporaban ciertos elementos que las hacían "algo originales", como la simple propuesta de mostrarnos el mundo del tunning, algo que muchos aficionados les encantará. Pero aquí la fórmula de repetir la misma propuesta pero en un mayor número y de mayor cantidad se llega a apreciar como empieza a denotar sus primeros síntomas de decaímiento. La fórmula ya ha sido explotada hasta la saciedad, ahora se necesita incorporar nuevos elementos para hacer un productos fresco y que pueda destacar.

En parte, se intenta al ambientar su trama en Japón y contar con un reparto totalmente nuevo. El problema reside en que todos estos elementos llegan a ser de lo más exasperantes e irritantes. Las tramas de las dos anteriores películas no eran nada del otro mundo, pero es que tampoco no se lo tomaban en serio. En esta entrega, en cambio, quieren coger una historia estúpida y de lo más ridícula y dotarla de cierta seriedad y épica con resultados lamentables. Por si fuera poco, los actores son extremadamente malos, sin ningún tipo de carisma. El guión mete a personajes ya de por su muy prototípicos y muy tópicos y los actores son realmente ineficaces y poco carismáticos para dotar cierta aura de personalidad.

El mayor problema de esta cinta es que trata de enfatizar y tomarse en serio su trama, algo que no era necesario, como ya hacían sus dos anteriores, pero es que en esta su argumento y personajes son tan malos y ridículos que ni siquiera las persecuciones de coches consiguen levantar el ánimo al espectador, que puede acabar de lo más avergonzado y acomplejado con el producto que esta viendo. Pues su estúpidez es de mastodónticas proporciones. Lo único que se salva, y eso si no nos hemos dormido ya, es el cameo de Vin Diesel.