"Al rojo vivo" es un auténtico ejemplo de lo que debe ser un clásico de cine negro: Una buena trama, a ratos enrevesada pero sin que el espectador pierda el hilo conductor; un duelo de antagonistas inteligentes; una "femme fatale", persecuciones policiales y mucha acción. Raoul Walsh nos ofrece todo esto y más, con giros constantes y a veces llenos de suspense, la presencia de la guapa y sensual Virginia Mayo, el seguimiento por parte de Evans a la banda y, en especial, la impresionante interpretación de James Cagney como el cerebral, calculador, violento y homicida Cody Jarrett. Un delincuente con complejo de Edipo al depender mucho del carisma de su "Ma", pero que al mismo tiempo demuestra una personalidad a estudiar por cualquier psicólogo.
Todos estos elementos contribuyen a que "Al rojo vivo" sea una película con muy buenas escenas carcelarias, pese a algunas licencias un poco artificiales como que los coches de policía lleven teléfonos incorporados y los agentes no se comuniquen por emisora como es lo habitual.
Sin embargo, tiene algo que me impide otorgarle la calificación de "Muy buena". Las dos veces que la he visto he dado alguna cabezada, pese a que sí sea buena y luego haya conseguido espabilarme. No sé si será porque el final me suena un poco a "El precio del poder" (supongo que De Palma y Stone se inspiraron en éste).
Mi nota: 8,3