En el remake de 2017, los clichés utilizados (diverso grupo de adolescentes desconocidos entre sí, que deberán aprender a trabajar juntos y aceptarse a pesar de sus diferencias, que terminan formando una sentida amistad) se mezclaron con los conceptos más o menos originales del juego Jumanji (actualizado), para crear una entretenidísima película de aventuras.

En la secuela agregaron dos personajes nuevos, ancianos, y esto arruinó todo inmediatamente. En pocos minutos gastaron los chistes obvios (adaptación a cuerpos jóvenes y el concepto de estar en un video juego), e interpretarlos diluyó lo único bueno que tienen La Roca y Hart, que es su palpable energía.

A eso se agrega que las secuencias de acción fueron peores (incluso con mejores efectos especiales), que el ritmo fue muy intermitente, y que la historia creada dentro del juego fue bastante mediocre también, culminando en una mala secuela, con potencial vomitado por la borda.