El sexto capítulo de esta serie me ha hecho reflexionar sobre en qué estoy perdiendo mi tiempo.

La productora, dirección, guionistas se han dejado la creatividad y las ganas en otra parte. Supongo que la sombra de Juego de Tronos ha pesado mucho sobre ellos. Sin embargo, me parece que han abusado de la confianza de que el efecto JDT pondría a esta serie en la cumbre solo porque su narrativa conecta con ambos mundos en diferentes tiempos. Quizá había muchas expectativas y el producto es el que es y no da para más. No lo sé. Sin embargo, si se mantiene arriba, pues sinceramente, produce mucha tristeza que valoremos lo mediocre como lo excelente. Aunque esto ocurre en cualquier ámbito de nuestra vida

La era actual se caracteriza por consumir cualquier cosa a cualquier precio y los culpables somos los consumidores, que aceptamos ver estas series como un producto más de la sociedad de consumo en la que vivimos. Como digo, el ejemplo lo tenemos con las valoraciones y comentarios que se hacen de este subproducto de JDT.

No repasaré los personajes, si es que pueden llamarse así, porque no existen, ni interesan y esto tiene una explicación. Los personajes te dan igual porque no tienen una historia detrás, no tienen un pasado y, por lo tanto, son planos. No tienen defectos humanos, no han tenido que crecer, no han errado, no tienen la sombra de unos padres o hermanos que les haya forjado una personalidad. Eso sí lo tenía JDT y muchas otra buenas series y películas. En esta serie el único que tiene eso es Damon, por eso es uno de los personajes interesantes. Y es que la propia Casa del Dragón nos lo ha dicho en la cara. Nos han cambiado los personajes porque a ellos también les importa un carajo. Imaginad que hubieran cambiado al enano en la serie por uno alto y a Jimmy Lanister por cualquiera que pasara por ahí. ¿No sería poco serio?

JDT triunfó por lo que comento arriba y porque no trató al público de idiota. Había una trama muy compleja como una buena novela, muchos nombres raros, personajes, conspiraciones, pasado, presente y futuro. Todo el que se sumó pudo gozar de esa complejidad adictiva que tienen las grandes novelas de la literatura. De ahí, entre otras cosas su éxito.

Espero que sea interesante el enfoque de la reseña porque me despido en el capítulo 6 y supongo que alguna novela rusa me llenará el vacío de una buena trama.

Dame pan y dime tonto.