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Jlamotta rating:
6
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October 9, 2011
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Decía Michael Biehn en la presentación de la película exhibida durante el Festival de Sitges, que es el proyecto del que está más orgulloso desde hace mucho tiempo. Y revisando su carrera, tiene razón. Desde que protagonizó Terminator no ha parado de aparecer en serie B, serie Z o películas para la televisión más rancia. Pero es evidente que es su mejor papel desde La Roca, y de eso hace ya 15 años. Y esto se produce en un film arriesgado, duro, extremo y radical. No sé como será la versión en cines para todos los públicos pero los 20 minutos de la versión del director que nos mostró Xavier Gens en Sitges se me hacen imposibles de ser cortados debido a que son parte indivisible de la transformación y degeneración psicológica de todos y cada uno de los personajes. Atmósfera, ambiente, evolución, involución...no importa el nombre que le pongamos, simplemente recomiendo la versión no censurada en la que el argumento no es castrado y en el que incluso puede cambiar la temática del mismo.
A priori puede dar la impresión de que estamos ante una nueva versión de Río Bravo. Personajes diferentes encerrados en un sótano donde dan rienda suelta a sus diferencias. Y básicamente, sí, es eso. Solo que el libreto de Karl Mueller y Eron Sheean está más interesado en mostrar la degeneración de la mente humana en situaciones límite que en intentar ocultar las situaciones standar y personajes estereotipados en los que incurre a cada minuto. Salvo en el tercio final de la película, donde el guión se mueve como pez en el agua sumergiéndose en el interior empantanado de unas cabezas trastornadas. Es ahí, en la parte más opresora del film, cuando éste respira libremente al no responder a ataduras morales o, incluso, humanas. Es ahí cuando el verdadero terror ve la luz, cuando sentimos pánico por nosotros mismos, no por ninguno de los personajes, verdaderos referentes amorales sin ningún tipo de empatía prefabricada o de serie. Cuando llegas ahí, podrás tener tu personaje favorito pero todos, absolutamente todos, han tirado su ética y moral a la basura por situaciones externas o internas, por lo que el espectador no puede sentirse más libre para sentir.
Sigo en spoiler pero no es spoiler
A priori puede dar la impresión de que estamos ante una nueva versión de Río Bravo. Personajes diferentes encerrados en un sótano donde dan rienda suelta a sus diferencias. Y básicamente, sí, es eso. Solo que el libreto de Karl Mueller y Eron Sheean está más interesado en mostrar la degeneración de la mente humana en situaciones límite que en intentar ocultar las situaciones standar y personajes estereotipados en los que incurre a cada minuto. Salvo en el tercio final de la película, donde el guión se mueve como pez en el agua sumergiéndose en el interior empantanado de unas cabezas trastornadas. Es ahí, en la parte más opresora del film, cuando éste respira libremente al no responder a ataduras morales o, incluso, humanas. Es ahí cuando el verdadero terror ve la luz, cuando sentimos pánico por nosotros mismos, no por ninguno de los personajes, verdaderos referentes amorales sin ningún tipo de empatía prefabricada o de serie. Cuando llegas ahí, podrás tener tu personaje favorito pero todos, absolutamente todos, han tirado su ética y moral a la basura por situaciones externas o internas, por lo que el espectador no puede sentirse más libre para sentir.
Sigo en spoiler pero no es spoiler
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Spoiler:
El problema está en gran parte de lo que transcurre antes del final (que luego abordaré). Sobre todo en algunas decisiones de guión algo insultantes para la lógica, con personajes tan ambiguos que se convierten directamente en estúpidos, con soluciones irreales y poco meditadas para situaciones que resultan grotescas. Ahí es donde el guión da síntomas de debilidad. Se admite que los protagonistas sean arquetipos (el negro, el héroe, los malos, la madre con su hija, el bueno, la pareja peleada...) pero es molesto que aparezcan y desaparezcan subtramas que prometían ser la clave de todo. Puede ser un despiste pretendido pero es un despiste molesto y muy artificial. La BSO recuerda en todo momento a 28 Días Después, sobre todo en el apoteósico final, muy parecido al tema principal de la cinta de Danny Boyle. Es en ese final donde nos reconciliamos con Gens, entregándonos a un torrente de emociones del todo inesperado que nos hará salir del cine con los pelos de punta. Y es que el happy end solo pega en las películas de Capra...