Neil Marshall no es Guillermo del Toro, ni necesita serlo.

Él nos ha traído de vuelta al rojo, nuestro amigo Hellboy, y con él la explicación definitiva de su origen, y a toda su familia y los demás participantes del teatro de acción que vemos transcurrir en las dos horas que dura la movie.

Una maga malvada, Nimué, amante de Merlín en la mitología, el rey Arturo y muchos otros seres mitológicos tanto de la literatura americana como europea se conjugan para hacerse amigos u enemigos de nuestro rojo, mientras el pobre diablo no sale de una para meterse en otra. Actoralmente muy potente, David Harbour ha sabido sacar lo importante de Hellboy sin caer en la sobreactuación de Ron Perlman bajo ninguna circunstancia.

El resto de la acción con valores sobre cómo escoger quien eres deja un camino despejado, abierto a todo tipo de críticas constructivas.
No importa el padre de Hellboy para conformar su pasado, pues ya tiene uno en el presente. Película entretenida, que aporta ese aire moderno definitivo que el personaje de comic venía buscando.