Es un soberano coñazo de película, a medio camino entre documental y película dramática, que no llega a ser documental ni una película que se sostenga con algun argumento claro y en el que haya suficientes acontecimientos como para entretener a alguien, tan solo es un cúmulo de detalles preciosistas y voces en off teológicas que convierten al espectador en una ameba noctámbula, tenía la sensación de que no iba a acabar nunca, también tuve la sensación de que esta película la dirigió benedicto, porqué usar esos actorazos si sólo sacas de ellos tres planos, bueno y para que hablar de Sean Penn entrado en el marco de una puerta en medio del desierto, hubo un momento ridículo en el que la película agoniza y solo esperas al final con ansias, de hecho lo mejor fué el final cuando el director se atrevió a poner los títulos de crédito, menos mal que no puso su dirección.