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Mariukis rating:
8
8.0
26,343
Western
A band of brutal outlaws led by the bitter Pike Bishop (William Holden) is decimated when a railroad company ambush led by Pike's old pal Deke Thornton (Robert Ryan) turns into a bloodbath. Barely escaping, the six survivors head to Mexico with Thornton's cutthroat bounty hunters in hot pursuit. They get on the good side of a Huerta warlord named Mapache (Emilio Fernandez) by taking his commission to steal U.S. Army guns in a daring ... [+]
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- es
March 25, 2009
6 of 6 users found this review helpful
Todos tenemos o conocemos a alguien que tiene un abuelo que en nochevieja con dos copas de sidra de más empieza a cantar La Internacional o el Cara al Sol recordando las juergas juveniles que se corría antes de sentar la cabeza. Pick (William Holden) es ese abuelo, solo que a él nunca se la ha pasado por la mente dejar de asaltar bancos y trenes. Hasta ahora. Y es que los tiempos cambian, como canta Bob Dylan en Pat Garrett y Billy The Kid.
Grupo Salvaje comienza con el último trabajillo de un grupo de forajidos a punto de jubilarse. Pero el golpe sale mal y los cinco que sobreviven tienen que posponer su retiro por un tiempo, tiempo que Sam Pekinpah aprovecha para mostrarnos las inquietudes de un grupo de personajes en el crepúsculo de sus carreras activas como bandidos.
Pekinpah da un paso de gigante en para el western y lo resucita otorgándole una estética moderna y muy realista. Para conseguirlo se sirve de todas las posibilidades de la cámara, y al contrario que Hawks y Ford, el realizador se esfuerza por hacer patente la presencia de la cámara en la escena con multitud de planos subjetivos y un uso magistral del zoom que interpelan continuamente al espectador.
No obstante da un paso atrás en el aspecto narrativo. Si los actores de Ford y Hawks sólo hablaban cuando era absolutamente necesario, en el caso de Grupo Salvaje se nos mastica la trama en algunos momentos con unos flashbacks brevísimos en planos encadenados que cortan la acción o se nos explican los sentimientos que un personaje está expresando en ese mismo instante. A pesar de ello, la complejidad de las personalidades de los protagonistas mejora mucho con respecto al western clásico en el que eran más sencillas y planas.
Pero si en algo destaca Pekinpah con esta película es en el dominio absoluto del ritmo narrativo por medio de la duración, el tamaño y el ritmo interno de los planos. La tensión que se nos traslada en los momentos más delicados del film es muy intensa y aunque en algunas escenas ya sepamos que se va a armar la de San Quintín no podemos evitar quedarnos completamente anonadados con las secuencias de tiroteos, que no parecen pertenecer a una obra que se rodó hace cuarenta años.
Sam Pekinpah fue una bocanada de aire fresco para el western y aunque, como ya dije antes, pierde algo de fuerza en el aspecto narrativo, la “forma” y no el fondo de sus películas lo han hecho pasar a la historia como uno de los mejores directores del género.
Grupo Salvaje comienza con el último trabajillo de un grupo de forajidos a punto de jubilarse. Pero el golpe sale mal y los cinco que sobreviven tienen que posponer su retiro por un tiempo, tiempo que Sam Pekinpah aprovecha para mostrarnos las inquietudes de un grupo de personajes en el crepúsculo de sus carreras activas como bandidos.
Pekinpah da un paso de gigante en para el western y lo resucita otorgándole una estética moderna y muy realista. Para conseguirlo se sirve de todas las posibilidades de la cámara, y al contrario que Hawks y Ford, el realizador se esfuerza por hacer patente la presencia de la cámara en la escena con multitud de planos subjetivos y un uso magistral del zoom que interpelan continuamente al espectador.
No obstante da un paso atrás en el aspecto narrativo. Si los actores de Ford y Hawks sólo hablaban cuando era absolutamente necesario, en el caso de Grupo Salvaje se nos mastica la trama en algunos momentos con unos flashbacks brevísimos en planos encadenados que cortan la acción o se nos explican los sentimientos que un personaje está expresando en ese mismo instante. A pesar de ello, la complejidad de las personalidades de los protagonistas mejora mucho con respecto al western clásico en el que eran más sencillas y planas.
Pero si en algo destaca Pekinpah con esta película es en el dominio absoluto del ritmo narrativo por medio de la duración, el tamaño y el ritmo interno de los planos. La tensión que se nos traslada en los momentos más delicados del film es muy intensa y aunque en algunas escenas ya sepamos que se va a armar la de San Quintín no podemos evitar quedarnos completamente anonadados con las secuencias de tiroteos, que no parecen pertenecer a una obra que se rodó hace cuarenta años.
Sam Pekinpah fue una bocanada de aire fresco para el western y aunque, como ya dije antes, pierde algo de fuerza en el aspecto narrativo, la “forma” y no el fondo de sus películas lo han hecho pasar a la historia como uno de los mejores directores del género.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
La idea principal del largometraje se nos ofrece en uno de los primeros planos. Unos niños juegan con un escorpión que tiran a un hormiguero para ser devorado. De la misma manera, los “hombres de verdad” se ven devorados por el progreso, que los hecha a un lado a ellos y a su modo de vida. No es casualidad que el enemigo de los protagonistas sea el ferrocarril, una institución que fue extendiendo ese progreso por todos los Estados Unidos. Al mismo tiempo que sus vías llegaba la prensa, la electricidad y hasta los aviones, como nos cuenta el viejo.
Los personajes se dan cuenta y se lanzan a un rescate suicida del que podrían haber salido airosos, pero que deciden llevar hasta el final porque después de ese último trabajo el abismo de la jubilación es para ellos peor que la misma muerte. Tampoco es ninguna casualidad que a Pick lo acabe matando un niño que es el encargado del telégrafo, para mí otra metáfora del significado que impregna toda la cinta.
Los personajes se dan cuenta y se lanzan a un rescate suicida del que podrían haber salido airosos, pero que deciden llevar hasta el final porque después de ese último trabajo el abismo de la jubilación es para ellos peor que la misma muerte. Tampoco es ninguna casualidad que a Pick lo acabe matando un niño que es el encargado del telégrafo, para mí otra metáfora del significado que impregna toda la cinta.