Neil Marshall es el encargado de llevar a la gran pantalla la tercera y abominable parte de este pobre diablo que no hace más que llevarse palos de principio hasta el final. Menos mal que el tío es duro y lo aguanta todo. El problema es que es el espectador el que ha de soportar durante nada menos que dos horas las idas y venidas de unos y de otros en busca de una bruja (Milla Jovovich) a la que le están agenciando su anatomía para poder volver a recuperar sus poderes. La hizo pedacitos nada menos que Excálibur y el rey Arturo.

Hellboy (David Harbour) forma equipo con Sasha Lane y Daniel Dae Kim, de cuyos nombres en la película no me molesto ni en recordar. Entre los tres lucharán contra un jabalí enorme y algunos gigantes que salen sin ton ni son. El padre de Hellboy (Ian McShane) está ahí por darle algo de humanidad al diablo, pero igual de desaprovechado que todos. Entre maquillajes, efectos especiales (que envejecerán fatal, por cierto) y un guion deplorable, parece que Hellboy tiene las horas contadas en la gran pantalla. Recemos para que así sea.

En definitiva, HELLBOY es una de las aberraciones del año. Os lo encontraréis en el top10 que haré en las futuras navidades, y será difícil quitarle el primer puesto. No os acerquéis, ni siquiera os la bajéis, es lo más malo que veréis en mucho tiempo. Las conversaciones son meros chascarrillos y la acción es mejorable. Mantenéos al menos a dos kilómetros de la sale de proyección. Avisados estáis.