Sigo sin alcanzar ese nivel de insensibilidad (en el que los otakus son maestros) donde la excesiva sobrerecreación de los sentimientos no a través de la propia animación, sino a través de los repetitivos diálogos.

Aquí, gracias a dios, sus escasos 12 capítulos no dan pie a oír la palabra “Nozaki-kun” mas de 6/7 veces por entrega.

Lo que hace especial a este anime es su forma de parodiar el genero japonés del Shōjo, a través de un anime Shōjo, donde una Shōjo queda prendada por un autor de manga Shōjo.

Mi interés nace cuando, en un género basado íntegramente en las relaciones personales y los sentimientos que nacen de las mismas, uno de los protagonistas se muestra tan sobrio y sólido, que rompe con la armonía y la calurosidad que emana Sakura, derivando en, con diferencia, uno de los mejores finales que he visto por el momento, y mucho más en un Shōjo.

El único elemento que me ha parecido un tanto infortunito es el carácter aislado del que gozan unos cuantos episodios, como si de un serial de Antena 3 se tratase al mas puro estilo de los Simpsons o American Dad.

Que los personajes se presenten de forma aislada, les da espacio a brillar, y de una forma muy peculiar, solo lamento que el arte a la hora de representar a los personajes masculinos, tres de ellos se me antojan idénticos. (Casi parece un chiste)