Viendo este film, me viene a la cabeza la serie protagonizada por aquellas cuatro mujeres en su vejez, que eran un chiste continuo por sus andanzas, “Las chicas de oro”, pues aquí no son cuatro, pero sí dos viejos de oro, como son Wayne y Mitchum, lentos, viejos y con tripita, pero que con sus sonrisas y sus guiños llenan la pantalla, e impiden que cambies de canal.

El film, al puro estilo western, donde el más chulo es que sobrevive y se queda con la chica, nos muestra en sus dos horas de duración, una historia de tiros, odios, amor, humor, acción y sobre todo muchos tiros, que no sólo entretiene, si no que se disfruta, como el que se come un chupetón con un buen rioja. Toques de humor tremendos, de los qué uno se ríe de verdad. Música acorde y perfecta. Escenarios típicos, como el de la iglesia, que creo que ya la habré visto tiroteada en más de cinco films. Elementos en general, más que correctos.

En fin, un clásico que uno no debe perderse aunque no le guste el western (como es mi caso).