Hay historias interesantes, otras bonitas y otras que son obligadas de ser contadas. ¿Qué las hace más importantes? Pues no sólo lo que cuentan, sino como lo cuentan.

Scott Cooper quiere apostar a caballo ganador usando una historia no sólo real, sino muy interesante. La vida delictiva de Whitey Bulguer, quien a pesar de tener como hermano a un Senador, no fue motivo suficiente para vivir siempre al margen de la ley y convertirse en un hombre muy peligroso si no estabas en su bando delictivo. Pero no nos engañemos, aquí no se espera para nada una especie de biografía del hombre en cuestión, simplemente se centrará en esos años donde Whitey aconsejado por un conocido que trabaja en el FBI, se convierte en informante de la poderosa organización, dando lugar a uno de los hechos más ridiculos en la historia del departamento. Ya que no solo mantuvo a la ley lejos de sus negocios oscuros, sino que le sirvió para poner tierra de por medio con sus más inmediatos enemigos, un auténtico chollo en todos los sentidos. ¿Pero acabaría bien toda esta colaboración fallida? Pues compruébenlo ustedes mismos y disfruten en especial de una magnífica interpretación de Johnny Depp, quien se encarga de mantener viva la historia aquí contada, la cual bajo mi opinión, en manos de otro director con más caché, nos habría regalado una auténtica joya.