Niki Caro nos trae una historia basada en hechos reales en el año 1989, dura, muy dura, no sólo por el año y los pocos derechos que tenían las mujeres, sino en las circunstancias donde se maneja, el duro trabajo de la mina.

Cuando formas parte de un pequeño pueblo, ya se sabe como funciona todo, todo se sabe y todo el mundo opina, aunque no tengan ni idea. Eso es lo que le ocurre precisamente a Josey Aimes (Charlize Theron) quien muy joven se queda embarazada y a pesar del rechazo de su padre, decide seguir adelante con el embarazo. Con el paso de los años conoce a un nuevo hombre y se casa, siendo de nuevo madre, pero con una vida de mierda, sufriendo maltratos físicos por parte de su cónyuge. Es ahí cuando decide agachar la cabeza, recoger sus cosas y regresar a casa de sus padres, con la vergüenza que ello conlleva. Reconocer que has fracasado y volver al principio.


En dicho momento decide solicitar trabajo en el sitio más complicado y dónde precisamente su padre no la quiere ver...en la mina. Allí será la diana de burlas, faltas de respetos y acoso sexual, desencadenando una actuación judicial contra la empresa.

Me ha gustado bastante el desarrollo del personaje de Josey, como lo vamos conociendo poco a poco y también toda su historia, que tendrá vital importancia en el devenir de los acontecimientos. Se nota la mano femenina en la dirección, con ese protagonismo en las mujeres y con una serie de situaciones que filma muy bien y sin entrar en la ñoñería ridícula. Me parece todo filmado correctamente. La situación familiar entre Josey, su padre y su hijo será digna a tener en cuenta, porque tendrá muchos altibajos.

Hoy día muchas personas deberían tener ésta película muy presente para saber dónde estaban y donde están ahora. Muy recomendable.