La primera entrega de las películas de LEGO supuso una verdadera sorpresa por su alto grado de originalidad causando un impacto completamente favorable, gracias a la visión de sus directores, Phil Lord y Christopher Miller, quienes en esta segunda entrega aparecen como guionistas, lo que repercute en el resultado final de esta secuela.

La película inicia con una invasión de seres llegados de otro planeta con planes violentos que generan un caos en la Tierra y donde nadie es capaz de detenerlos, ni siquiera los héroes de DC, por lo que reina en el planeta es la destrucción y decadencia.

Esto genera que la población toda haya cambiado hacia un marcado negativismo, todos excepto Emmet, quien sigue tan optimista como siempre, pero las cosas empeoran cuando arriba un robot alienígena con una extraña invitación a una boda en un lejano planeta, llevándose con ella a Lucy y Batman entre otros, por lo que una vez más Emmet deberá convertirse en un héroe e ir a rescatar a sus amigos.

Tras la primera entrega y la película dedicada a Batman, el impacto sorpresa se ha perdido por completo en esta entrega, la cual recicla mucho de su predecesora con resultados menores, pero manteniendo la esencia y encanto, además de su peculiar humor, lo que la termina salvando.

La película es una gran galería de referencias, primero la película parece convertirse en una especie de ‘Mad Max: Fury Road’ para después transitar por muchas otras que incluye al universo DC, al de Marvel, ‘Volver al futuro’, ‘2001’, ‘Matrix’ e incluso ‘Toy Story’, entre muchas otras, con algunos pasajes de acción real y algunos momentos divertidos gracias a Bruce Willis.

Es cierto, se ha perdido la novedad, pero el humor y la creatividad conforman una película efectiva, siempre bajo la sombra de su predecesora, pero llena de gags ingeniosos, buenas y pegadizas canciones, personajes entrañables que conforman una película que te hace pasar un muy buen rato en el cine.

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