Después del “legado” heredado por la primer película dirigida por Zack Snyder, con infinidad de, por igual, clones y parodias, llega esta especie de spin-off que transcurre antes, durante y después de la anterior, Snyder pasó de la dirección a la producción y es además coguionista en esta nueva entrega.

La película arranca cuando Temístocles (Sullivan Stapleton) mata durante una batalla al rey persa Darío, ante los ojos de su hijo y heredero al trono devenido en deidad Jerjes (repitiendo Rodrigo Santoro), quién incitado por la hermosa y brutal Artemisia (una enorme Eva Green), llevarán a cabo su venganza y conquista de las aparentes fuerzas débiles de los griegos.

Con impresionantes batallas navales, peleas cuerpo a cuerpo y escenas bañadas de sangre que hacen un muy buen aprovechamiento del 3D, la película mantiene su estética de dibujo a trazo, es menos solemne que su predecesora y un tanto más entretenida, pero no ofrece mucho más allá de eso.

Lo mejor y más sobresaliente es el personaje de Artemisia, del que Eva Green saca enorme partido, ya que construye y da vida a un personaje malvado con gran cantidad de matices; cruel, vengativa, fúrica pero al mismo tiempo emana sensualidad en cada plano.

300: Rise of an Empire no defraudará a los seguidores y fanáticos de la anterior entrega.