Potente es el debut en solitario en el largometraje de la realizadora francesa Julia Ducournau, con un notable relato que parte de una premisa única y que consigue desarrollar de manera única.

La historia que se cuenta es la de Justine (Garance Marillier), una jovencita de nuevo ingreso a la escuela de veterinaria que, al igual que el resto de su familia, es vegetariana, pero que al ingresar a la escuela debe comer carne cruda como parte de la típica ceremonia de iniciación a los de nuevo ingreso, de la que también participa su hermana mayor como parte de los veteranos que someten a los noveles estudiantes a un sinfín de vejaciones.

A partir de ese momento, algo dentro de la naturaleza de Justine será trastocado, presentándose primero como erupciones y marcas en la piel hasta llegar a la incontrolable necesidad de ingerir carne cruda.

La ópera prima de Ducournau desglosa el arribo al sinuoso camino que debe recorrer una joven adolescente que descubre un nuevo mundo lleno de perversiones y desinhibiciones, apenas salir del nido familiar a los 16 años, mostrando ese despertar sexual en paralelo a esa nueva fascinación de Justine por la carne.

Justine corporiza sus deseos en su compañero de cuarto, un chico homosexual que se convierte en su mejor compañero, en esta película que se mueve entre el drama intimista de iniciación y una película de horror a la francesa con tintes gore, con un sobresaliente trabajo visual que incluye secuencias verdaderamente hipnotizadoras, y una elaborada banda sonora.

Plagada de virtudes, el debut de Ducournau se sostiene en las atmósferas creadas y en el virtuoso trabajo de su actriz Garance Marillier así como el de Ella Rumpf, la hermana en la historia, con quien sostiene un vibrante duelo actoral, en una película intensa llena de exceso y transgresión.


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