La primera de las películas de Toy Story irrumpió hace ya casi 25 años y después ya nada fue igual, revolucionó al cine de animación y al cine en general. La historia de unos juguetes temerosos de quedar relegados en la vida de su dueño conquistó a todos, significando además el debut de Pixar.

La historia había alcanzado su punto máximo en su tercera entrega, una innegable obra maestra que servía además como cierre perfecto para la saga. Nueve años después llega una cuarta película que sigue la historia justo donde había terminado la tercera, alargando una historia que no precisaba nada más.

Woody se siente contrariado, pues Boonie, la nena a quien Andy regaló sus juguetes, lo ha relegado en los últimos días en sus juegos, pero se ha llegado el primer día que la pequeña deberá ir al kínder y el vaquero decide infiltrarse en la mochila de la niña para acompañarla en su nueva experiencia, haciendo todo lo posible por que lo pase bien, pero Boonie crea a Forky, un nuevo amiguito elaborado con deshechos que termina convirtiéndose en su favorito, por lo que Woody se dedicará a tratar de cuidarlo y mantenerlo cercano a la pequeña.

Esta cuarta entrega de la saga es el debut de su director, Josh Cooley, quien da en el blanco logrando una película que se coloca a la altura de sus predecesoras, manteniendo el espíritu de aquellas y consiguiendo ampliar el espectro con nuevos personajes, los que se integran de manera natural al relato y volviéndose funcionales y divertidos.

Si bien, en la inevitable comparación, esta nueva entrega se ubica a nivel narrativo apenas un peldaño por debajo de sus predecesoras, hay que decir que técnicamente es muy superior al resto, consiguiendo que los personajes se vean increíblemente reales, lo mismo cada detalle de todo lo que vemos en pantalla, o la impresionante secuencia inicial bajo la lluvia, que comprueba que Pixar sigue estando muy por encima de los otros estudios de animación.

Así, este último capítulo de ‘Toy Story’ funciona como un gran cierre para la historia, sin la perfección alcanzada en la tercera parte, pero logrando un final satisfactorio y no exento de sorpresas y emociones, que pone fin a una hermosa saga de películas llenas de diversión e ingenio, que supieron hacernos reír y reflexionar navegando entre diversos temas universales, de la vida en sí, tratados con una profundidad tal que muy pocas películas se atreven.

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