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Spain Spain · Madrid
Fendor rating:
5
Comedy Jewish-born Adrián and Catholic-born Leonora have finally reached their wedding day. Instead of gracefully embracing matrimony, Adrián spends the hours leading up to the ceremony trying to postpone it, not because he's got cold feet (or does he?), but because he's clumsily lost both his and his bride-to-be's sacred wedding rings.
Language of the review:
  • es
November 12, 2015
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Mi primera boda es una típica (y tópica) comedia romántica a la americana, pero argentina, con su humor judío y todo.

El cine argentino suele brindarnos buenas comedias normalmente (las que llegan a España). Sin necesidad de innovar han sido capaces de contar historias divertidas y ágiles con una facilidad tan pasmosa como la que tienen los coreanos para crear thrillers de acción llenos de ritmo. Pero al igual que empieza a ocurrir con el cine coreano, del propio género en sí mismo surge la escasez y repetición de ideas.

Lo malo de Mi Primera Boda no es que la comedia sea un género que no todo el mundo disfruta igual, sino que peca de predecible, y de una manera tonta en demasía, ¿no podían buscar otra manera de que ocurra lo del anillo? ¿O mejor cambiar de cliché? Da la impresión de que gran parte de las comedias románticas ponen a los hombres “buenos” como simples hasta el exceso –o lo que yo llamo ‘Síndrome de Los Serrano’-. Llega un momento en que ya no se puede decir que la película esté llena de tópicos, porque son meras caricaturas de seres humanos.

Personajes innecesarios –los amigos del novio–, escenas de relleno –el abuelo verde–, gags que funcionan a medias (o a veces). En definitiva, un capítulo de cualquier sitcom actual, en que la historia de un solo personaje no da para todo el metraje necesario y se añaden escenas intrascendentes que no hacen avanzar la película, con personajes totalmente exagerados como si esto fuese obligatorio para cubrir el cupo de chistes estipulado.

Durante toda la película los personajes secundarios sueltan chascarrillos sobre el matrimonio indicando lo terrible que es, lo mal que les ha ido y lo inútil que es hoy en día, pero siempre se nos muestra de un modo humorístico. Sin embargo, hacia el final de la cinta, sólo aparece el personaje de Imanol Arias apoyando esa idea sobre el matrimonio, y con un tono nada cómico, llevándonos hacia el inevitable desenlace.

En cuanto al apartado actoral, todos los actores cumplen, y aunque a veces los diálogos resulten impostados (como en el caso de los dos curas), el propio acento argentino les da una gracia natural. Destacar a Imanol Arias, porque aunque intente hacer de capullo, sigue pareciendo buena persona al final (¿Vicente Ferrer? ¿Severo Ochoa? No, Antonio Alcántara).

En cualquier caso, lo peor es que, en su afán por agradar, no sólo tiene un final de por sí predecible, sino además mal resuelto, puesto que la razón que se da para justificar que así sea ya se da en una escena anterior –y de manera mucho más sincera- y resulta un fracaso en su interlocutor.

… Pero no es mala del todo.
Fendor
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