Como decía Marcel Proust en boca de su emblemático personaje barón Charlus:
“La amistad es poca cosa, pero aun despreciándola, se puede ser el mejor amigo del mundo”. Es probable que esto o algo parecido es lo que le sucediera al nómada Dersu Uzala. Que no mostrara ninguna exaltación en relación a la amistad o que desconociera su significado.También es posible que ignorara las normas básicas de la civilización, de ahí que se viera enjaulado fuera de su entorno natural. Pero hay ciertos valores que se tienen o no se tienen, que no se aprenden en la escuela, que son exactamente los que poseía este pequeño individuo, pero tan inmenso personaje. La amistad, el compromiso, la valentía o la generosidad desinteresada son algunos de los valores que nos regala este errante y diminuto ser. “ La recompensa de la buena acción es haberla realizado ”. Es evidente, que poco pedía a cambio este hombrecillo de extraordinario y valeroso corazón, a pesar de que el capitán Vladimir Arseniev le estuviera inmensamente agradecido, aunque su gratitud se viera después empañada por el escaso interés del cazador por la civilización, por lo que ésta le pudiera ofrecer, aunque paradójicamente tanto le fue a quitar.
Supongo - y a mi entender - que hay un antes y un después en todo a lo que a esta hermosa y trágica película se refiere. Y es que el maestro Kurosawa, antes de embarcarse a lomos de tan complejo proyecto, ya pudiera ser por el lugar, falta de medios, producción o indudable credibilidad por fracasos anteriores, deja palpable en cada una de las secuencias, la serenidad extrema, la delicadeza y la atmósfera que se respira, quizá por el oscuro abismo en el que se vio envuelto antes de dicha realización por su fallido intento de suicidio, y que probablemente, dicho trabajo le sirvió de bálsamo para sanar viejas heridas.
Momentos tan memorables como el del esperado encuentro entre ambos personajes, pasado el invierno y entrada ya la primavera en la taiga Siberiana, son como para agradecer eternamente al director tan emotivo e impagable logro. Porque escenas como éstas, hacen que el espectador hastiado por momentos con su entorno o en desacuerdo con la vida, imagine la posibilidad de que existan seres de otra dimensión, propósitos que van más allá y que hacen de la tierra, un mundo mejor.