‘El odio’ es una película de Mathieu Kassovitz que refleja, con una increíble maestría, la vida del extrarradio de los suburbios franceses. Película, basada en un hecho, aboga por la crítica desgarrada de las clases sociales menos favorecidas y por una realidad más que tangible que aborda las calles de un pueblo que está acosado por la pobreza, las drogas y la brutalidad policial.
Los tres personajes protagonistas representan tres sectores sociales a los cuales, históricamente, siempre se ha marginado de una forma u otra. Los tres amigos son; uno judío, uno árabe y el otro negro.
Las características de los personajes son tan diferentes entre si que me pregunto si si la intención del director es también retratar a las diferentes razas con la característica innata de cada una de ellas por genética, judío extremista, árabe inocente y negro sumiso. Dejando atrás una intención de crítica sobre un occidente cada vez más enfermo y un pueblo nacido como francés que, poco a poco, está despertando de un largo letargo.
La película muestra el odio que surge de unas clases desfavorecidas y como estas surgen en contra del opresor. Hay que tener en cuenta la historia de esta cultura de étnicas en Francia y como se han revelado a lo largo de los años. El hambre que genera violencia y esta que se focaliza en la policía, como en el caso de los tres amigos o que, por el contrario genera una violencia racista que es la que imparten los skins, los cuales se escudan en la raza pura y la pertenencia de un Estado que responde a ella huyendo de la “peste” de un genética o cultura diferente. El pobre en pie de guerra contra el pobre mientras la policía aplica el terror y los ricos viven entre algodones. La esencia de una enfermedad que irremediablemente afecta a occidente y que provoca la ceguera como principal característica.
El hombre, perseguido por si mismo y que añora una libertad que no tiene y que no conseguirá ya que está encerrado en una cárcel económica junto a las drogas, las peleas y el odio. El hombre en la ratonera, sin ninguna posibilidad de supervivencia.
El odio engendra odio y el odio se propicia con odio. El odio actúa para enfrentar al hombre con el hombre
El odio de un judío a verse atacado constantemente, la tristeza de un árabe al verse marginado por todos, la melancolía de un negro que ha perdido la ilusión por la vida. El grito silente de un pueblo que sangra y una sociedad que cae y cae y que, mientras cae, se repite a si misma “por ahora todo va bien”.