Argumento muy infantil y, lo que es muchísimo peor, de desarrollo arbitrario, casi caótico. Lo dijo el propio Night: "La forma en que cuento historias a mis hijas es muy libre: lo primero que se me ocurre, lo suelto". La diferencia entre él y otros directores –como el infame Robert Rodríguez, que también llevó al cine las historias que contaba a sus hijos– es que él tiene talento. Sabe escenificar con una delicadeza inusual –su cámara no se mueve, acaricia a los actores–, sabe hacer interesantes las cosas que cuenta. Además, me hizo reír mucho en esta película con algunos de los personajes marginales que habitan en ese bloque de apartamentos: el crítico de cine, la comuna de porreros, la estrambótica dupla de coreanas, el propio Giamatti...