Después de varios días de búsqueda intentando encontrar que ver en la pantalla de mi televisor, me cuenta mi hermano que adquirió una membresía en Netflix, ¡Aleluya! miles de series y películas en alta definición para consumir a mi antojo. Escudriño tal plataforma con el firme objetivo de satisfacer mis ganas de entretenimiento, pero sobretodo con unas ansias locas de ver algo cautivador, magnético y digerible, y lo encontré.

The Killing remake americano basado en la serie danesa 'Forbrydelsen' (El crimen) me cautivó en un suspiro, primero por su potente y visual cartel, donde la sangre se escurre por un vidrio y de fondo nos muestra a su protagonista Sarah Linden (Mireille Enos, Guerra Mundial Z) y segundo por su cinematografía, comparable a la de las series inglesas, tipo Luther o Sherlock Holmes.

Este thriller de un calibre altísimo, producido por la cadena estadounidense Fox Television Studios, nos sitúa en Seattle y desde el primer momento la ciudad es protagonista. Su espesa atmósfera y sus tonos fríos y grisáceos complementan una trama donde el horror de la muerte, la búsqueda de un culpable, la política corrupta y la ilusión de un mejor mañana, son el pan de cada día para Sarah Linden y Stephen Holder (Joel Kinnaman, RoboCop 2014) los detectives encargados en esclarecer el terrible y cruel asesinato de Rosie Larsen (Katie Findlay) caso que se dilata, durante dos, pero muy gratificantes temporadas, donde se pone a prueba la paciencia, no sólo de los protagonistas, sino del espectador, que sufre por encontrar respuestas en un mar de dudas, pistas y giros dramáticos certeros. Por esto y mucho más The Killing es una de esas rarezas que deja un buen sabor de boca desde el primer bocado.

Y por cierto, aún me faltan dos temporadas más para terminar de ver la serie, la cual nos revela otro caso por resolver. Así que a por ello.