Reconozco que con la saga "Harry Potter" me ha pasado una cosa muy rara, que casi nunca me sucede. Es más no recuerdo otro caso igual. Cuando las vi, no hace mucho tiempo tampoco, no me entusiasmaron, creo que porque esperaba otra cosa y también porque tenía ciertos prejuicios. Sin embargo, se ve que han ido fermentando en mi cerebro hasta el punto de recordarlas mucho mejor de que lo en su momento me parecieron, sobre todo si las comparas con las últimas, claramente peores. Por ejemplo, "Harry Potter y el Misterio del Príncipe", que vi hace unos días, me pareció mediocre. Ahora bien, las del principio son buenas. "Harry Potter y la Piedra Filosofal" ya me gustó en su momento y ahora más. En cambio el nuevo visionado de esta segunda entrega me ha confirmado que, tal y como pensé entonces, es la mejor de todas, un delicioso espectáculo para toda la familia, niños y mayores. Es tan interesante que te dan ganas de leer todas las novelas.

A su favor tiene que mantiene el tono infantil e imaginativo de la anterior pero es más directa y no pierde tanto tiempo en presentaciones y explicaciones. Uno ya conoce el colegio y a los protagonistas principales, lo que no quite que se siga prestando atención a la ambientación o que se introduzcan personajes secundarios de peso como el elfo doméstico, el padre de Draco o el profesor nuevo interpretado por Kenneth Branagh. Por si fuera poco es muy rica en situaciones, aventuras y anécdotas. Además como dura 154 minutos, pasan muchas cosas pero bien hilvanadas, con interés y enlazando con la trama principal, lo que delata un guión bien trabajado. A algunos les puede parecer larga pero como se disfruta, por mí podría haber durado hasta más tiempo. Por lo demás, un trabajo de clásica factura inglesa, bello y cuidado. Como en la anterior, una buena banda sonora de John Williams y como en otras, unos efectos visuales y diseño de producción de calidad.

Pero hay más. Esta "Harry Potter y la Cámara Secreta" es un preciso y detectivesco rompecabezas con una incógnita espeluznante. Una cuenta atrás en la que nuestros alumnos se juegan literalmente la vida. Es cierto, esta segunda entrega se vuelve más oscura, llegando casi al terror. Hay un ambiente gótico, misterioso y enigmático de lo más intrigante en el que la guinda a mandrágoras, lengua de las serpientes y al Ave Fénix es lo que se esconde en la Cámara. Y como en toda buena fiesta, una traca final enigmática y bella. Gran desenlace para esta aventura. Lo único que podemos echar en falta es que Hermione no tiene el protagonismo de la primera. Ahora bien, aquí ya hay ciertos encuentros con Draco que permite especular con una atracción realmente explosiva entre ambos. Claro que con el paso del tiempo, cada vez me convenzo de que Harry y Hermione están hechos el uno para el otro, con permiso de un Ron que cada vez parece más tonto.