No me atraen mucho las películas de baile pero algo más las que son británicas y clásicas, es decir de los años treinta y cuarenta, los cincuenta no los incluyo. El caso es que aquí estamos con "Las zapatillas rojas", uno de los grandes éxitos de la temporada, en algunas listas figura como la película más taquillera de los Estados Unidos en ese año 1948. Basada en el cuento homónimo de Hans Christian Andersen, escritor al que mejor deberíamos leer directamente, podrá ser especialmente disfrutada por los amantes del ballet. Por desgracia no me encuentro entre ellos y como no entiendo ni papa de este arte tan fino, me deja un poco frío.

Dicho lo cual, "Las zapatillas rojas" es más drama romántico que musical, de hecho no es un musical, hay algún número de ballet, en concreto el central, que está muy bien trabajado, no se hace aburrida y además cuenta con una idea poderosa a la que sacarle mucho juego: la del sacrificio por el arte. Sin embargo, a la película le cuesta arrancar, pierde demasiado tiempo en trivialidades, nos hace un pedazo de spoiler a mitad del metraje, el final es de lo más forzado y lo que es más importante ese conflicto que la sostiene aparece, se desarrolla y se solventa en cinco minutos, sin una verdadera imbricación personal y argumental con la obra.