Le dan de tortas hasta en el carnet de identidad y eso que sólo han visto el principio o como mucho, algunos capítulos más. Anda que si vieran el final. "El barco" sigue la estela de series como "El internado" pero mucho más a lo bruto. Una historia atractiva, cierta intriga y un grupo de guapos-guapas. Pero a partir de aquí, decae. Lo malo de la serie es que ni siquiera aguantó una sola temporada. Desde el primer capítulo el número de incongruencias, ridiculeces y paridas la ha convertido en un referente. En mi casa, cuando queremos señalar lo patético que es algo decimos "como el Barco" o "en plan el Barco". Además tiene la rara virtud de que cuando parece que no puede ser peor, empeora a pasos agigantados. En este sentido, la última temporada ha sido lamentable pero es que el final es posiblemente el peor de la historia. Una sencilla tomadura de pelo en el que se olvidan por completo de todas las tramas abiertas y dan un cerrojazo a la serie. Lo dejan prácticamente todo sin explicar. Delictivo.

Mención especial merecen los protagonistas de "El Barco". Ricardo (Juanjo Artero), cuya frase definitoria es "otro capítulo en el que el capitán queda como un tonto"; Ulises (Mario Casas), el chulito cachas que permanece escondido y sólo aparece para salvar por enésima vez a la tripulación; Ainhoa (mi guapísima Blanca Suárez, intocable), que nos deja los mejores momentos de la serie. Atención a su secuencia lésbica por presión popular y sobre todo, a cuando va de inocente colegiala. Tremenda; Julia Wilson (Irene Montalà), cuyo nombre ya te la risa y que sufre un proceso de regresión. Observad que parece una tierna adolescente. Su relación con Ricardo es de lo más estúpida y ñoña; Gamboa (Juan Pablo Shuk), que aparte de ser muy seductor (su relación con Ainhoa es de lo mejor de la serie) no saben si poner de malo o no tan malo. Valeria (Patricia Arbués), la hija pequeña del capitán. Aporta los momentos tiernos. No está mal. Es una gozada ver a Ainhoa en plan maternal con ella.

Continuamos con los secundarios: Julián (Luis Callejo), desagradable tipo; Salomé (Neus Sanz), relleno; Roberto (Iván Massagué), "Burbuja", el tonto pero que es el más listo del barco con diferencia. Fenomenal su interpretación; Vilma (Marina Salas, muy mona) y Estella (Giselle Calderón) que un día van de guarronas y al otro de decentes; Andrés (Bernabé Fernández), el cura más musculoso de la historia, cuyos avances con Vilma se esperan como lluvia de mayo; Pedro (Javier Hernández), conocido como Piti, el idiota mayor del reino, prácticamente todas sus apariciones causan vergüenza ajena; Ramiro (David Seijo), el cojo que a veces se le olvida, que la verdad, no saben lo que hacer con él; Max (Jan Cornet), aparece el final para ver si hay algo con Ainhoa. Secundarios hay más pero no puedo dejar de mencionar a Sandra (la preciosa Nerea Camacho), un personaje fugaz y fuera de lugar. Desaprovechada al máximo, lo cual revela lo improvisado del desenlace. Un desastre.