Me animé a ver esta película con ese título tan mal traducido en español, razón por la que lo dejaré en "Teen Witch", en clara referencia a la popular "Teen Wolf" (1985) de Michael J. Fox. Observad que las letras del cartel son iguales. Pero como decía, me decidí a verla por eso de que la protagonista fuera una bruja, argumento que siempre promete diversión, máxime si encima es una adolescente en un instituto de finales de los 80. La susodicha es Louis interpretada por una Robyn Lively que si bien no es guapa por lo menos tiene su punto de atractivo. "Teen Witch" ofrece aquello que promete. De acuerdo, no es que sea una gran película. Por ejemplo, su argumento no es muy novedoso, su desarrollo apenas se despega de los tópicos del género juvenil, el final es pobre, la enseñanza mínima y el tono general, bastante tonto.

Pero también os digo que entretiene, es simpática y quieras que no, desprende cierto encanto por ser de 1989, el final de una década brillante. "Teen Witch" no tiene más pretensiones que ser un entretenimiento juvenil, fresco e inocente y por eso cumple. Además, la banda sonora, aún siendo desconocida, tiene unos cuantos temas bastante buenos, insertados en la película con muchísimo acierto. Pero si hasta hay momentos en los que parece una sucesión de videoclips o de anuncios, lo cual por esa época es sinónimo de calidad. Hay minutos y minutos en los que la música y las imágenes se apoderan de las pantallas, cosa que me encanta cuando está bien hecho. Destaco como mejores canciones "Finest Hour", "Never Gonna Be", "Popular Girl" y "In Your Arms". Pero escuchad las originales, no las versiones de 2007, que son un desastre.