Pues mala suerte porque a Spiderman la mezcla de insecto y humano le sale infinitamente mejor. Claro que en defensa de Seth Brundle (Jeff Goldblum) no es exactamente lo mismo, ya que asistimos a una fusión a nivel molecular y no a una picadura por muy radioactiva que pueda ser. La película, que efectivamente es un remake de una de 1958 pero más que clásico, de serie B, te atrapa desde su comienzo "in media res", creo que se dice así, técnica mediante la cual de golpe y porrazo nos introduce de lleno en la historia: un tipo que asegura a una periodista que ha realizado un invento formidable, un teletransportador de materia. La cosa parece normal, si pasamos por alto el fantástico descubrimiento, pero como casi siempre pasa cuando se sobrepasan los límites de la ciencia, algo saldrá rematadamente mal en uno de los experimentos.

Teniendo en cuanto que sabemos lo que va a pasar, que se convertirá en mosca, la película muestra cierto suspense pero David Cronenberg le da por resaltar más el aspecto humano, la evolución de Brundle, ya sea drama psicológico, romántico o escatológico, que el puramente terrorífico, a pesar del copioso maquillaje, con el que se llevó un Oscar o algunas secuencias no aptas para estómagos delicados, decisión que creo que le perjudica en algo. La historia se basa en el relato homónimo de George Langelaan, pero te recuerda a la "Metamorfosis" de Kafka o hasta a la "Bella y la Bestia", nos vale la versión de Disney de 1991. La obra se deja ver pero no me ha fascinado, tal vez porque termina siendo previsible, porque hay poca acción o porque en el fondo el doctor Seth no es más que otro científico loco que acaba perdiendo los papeles.