Claro que tanto esperar para luego encontrarse con esta pequeña castaña, no sé si ha valido la pena. "Fast & Furios 5" regresa con más amigos desde el lado oscuro, o sea el delito, que nunca, pero sobre todo con más éxito comercial que ninguna de las restantes, al colocarse en la séptima más taquillera del mundo, con casi 780 millones de dólares, qué barbaridad, lo cual creo que es una novedad total, que una secuela con ese número sea la que más triunfe. Sea como fuere la aventura nos lleva a Brasil, pero un Brasil tirando a cutre, de favelas, callejuelas, edificios funcionales y gentes en chancletas, que para ser sinceros, es el que siempre sale, lo cual da una imagen bastante pobre de este enorme país. Y digo aventura porque en esta ocasión casi se les olvida conducir, más pendientes de plagiar a las de "Ocean's Eleven" (2001) y demás entregas, que de agarrar el volante. Por cierto, que estos además de saber de coches, son expertos en todo, informática, espionaje, diseño industrial, combates, robos, etc.

En realidad la película tiene el prestigio de la saga y de sus personajes, que no es demasiado, y una parte final técnicamente bien llevada. Ahora bien, tanta espectacularidad atenta contra la lógica de los hechos. En este sentido, "Fast & Furios 5" está plagada de errores, disparates y chorradas, desde que rompen cadenas con las manos hasta cajas fuertes voladoras, pasando por una milonga de Reyes (Joaquim de Almeida) a dos secundarios de lujo de la colonización hispano-portuguesa o escenas de acción en la que los malos atacan el coche destruido y dejan el que está intacto tranquilo. Sin embargo, lo que más me ha llamado la atención es que Dominic (Vin Diesel) es el hombre de acero. Observad al principio cuando le golpean con una barra, además de no inmutarse, suena como a metal, "clon", o algo así. Al final me quedo con Elsa Pataky haciendo de policía, no tan sexy como Jessica Alba al final de "Machete" (2010), y nativa, lo que le pega aunque es cierto que cualquiera puede hacer de brasileña.