Aviso que de pequeño (bueno, todavía también) una de las muchas cosas por las que sentía fascinación era precisamente por los dragones. Por este motivo, aprovecho para reivindicar su honor y criticar que casi siempre los ponga como villanos, con lo buenecitos que son en realidad. Será por su fiero aspecto. Pero volviendo o empezando con esta película de Mattew Robbins diré que no es ni buena ni mala sino que se queda en un término medio, loable más por su espíritu e intención que por su resultado final.

Reconozco que el ambiente éste de falsa y fantástica Edad Media suele ser atractivo y aquí la ambientación te mete bien en la época. Luego la aventura, acompañada de unos aceptables efectos especiales para 1981, se deja ver. Lo malo que tiene es que se alarga mucho, es bastante predecible y muy poco imaginativa pues no deja de ser una especie de leyenda de San Jorge paganizada. Los actores son discretos y si nos fijamos en algunos guiños anticristianos y antimonárquicos puede que nos enfade el film.