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Sandro Fiorito rating:
8
Drama Back in the late ’80s, Randy “The Ram” Robinson (Mickey Rourke) was a headlining professional wrestler. Now, twenty years later, he ekes out a living performing for handfuls of diehard wrestling fans in high school gyms and community centers around New Jersey. Estranged from his daughter (Evan Rachel Wood) and unable to sustain any real relationships, Randy lives for the thrill of the show and the adoration of his fans. However, a heart ... [+]
Language of the review:
  • es
February 28, 2011
7 of 8 users found this review helpful
“El luchador”. Qué gran título para tan buena película. Porque su protagonista, el bueno de Randy “The Ram” (interpretado por un excepcional Mickey Rourke), una empobrecida vieja gloria del “wrestling”, lucha más allá del cuadrilátero en el que combate: disputa contiendas contra su propia soledad, desarrolla humildes trabajos para sobrevivir en una mugrienta caravana, intenta restablecer el contacto con su propia hija y se consuela, previo pago, con una veterana 'streaper' (buena Marisa Tomei). En esta historia lo importante no sólo es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta. Darren Aronofsky dirige con maestría el desarrollo de un argumento nacido en el bien labrado guión de Robert D. Siegel.

La crudeza se dibuja con trazos exentos de melodrama o artificios, recurriendo a la ironía si hace falta para transmitir la profundidad de algunos de los mensajes que destilan un buen puñado de escenas. Comparen, simplemente, dos de los travellings que la cámara, enfocada desde las espaldas del protagonista, ofrece: uno de ellos lleva a “The Ram” hacia el 'ring' para batirse contra su rival entre los aplausos del público; el otro le transporta mediante los “bastidores” del supermercado en el que trabaja, hasta la charcutería. Pasión y realidad. Lo más reseñable de todo es que se habla de temas tan crudos como los ya citados (soledad, pobreza, desesperanza) y otros como la interesantísima trastienda del mundo de la lucha libre y el compadreo existente entre todos los “rivales-intérpretes”, etc. sin buscar una lágrima o destrozar corazones: Aronofsky pone los papeles sobre la mesa y parece decir “esta es la realidad: así de cruda y desgraciada. Guste o no”.

Y acierta, dejando en un servidor una marcada sensación de desasosiego, pesimismo y estupor, por reconocer que así es la vida y algunos de sus senderos, como los seguidos por Randy (un encantador personaje por el que podemos sentir empatía fácilmente), van ligados a su naturaleza, sin nada que podamos hacer para que eso cambie en su totalidad. Tan sólo podemos contribuir en situaciones aisladas con un granito de arena, librándonos de todo tipo de prejuicios, abriendo los ojos y descubriendo a las personas, mientras consideramos que lo que para muchos es “poco”, para otros es toda su vida. Gran película.
Sandro Fiorito
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