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Sandro Fiorito rating:
8
Drama The story of George Jung, the man who established the American cocaine market in the 1970s. Jung grows up in a struggling family in the 1950's. His mother nags at her husband as he is trying to make a living for the family. It is finally revealed that George's father cannot make a living and the family goes bankrupt. George does not want the same thing to happen to him, and his friend Tuna, in the 1960's, suggests that he deal ... [+]
Language of the review:
  • es
April 2, 2013
11 of 12 users found this review helpful
Cómo engaña “Blow”. Al principio parece querer jugar a Scorsese, con esas conversaciones de tú a tú entre la narrativa del personaje y el espectador en las que va describiendo a todos los personajes y situaciones que acontecerán el argumento. Recuerda a secuencias de “Casino” (1995), “Uno de los nuestros” (1990) o, muy particularmente, el inicio de “Una historia del Bronx” (1993), dirigida por Robert De Niro, que demostró haber aprendido —y mucho— de su maestro. Luego, la calidad de lo que contemplamos va en aumento, y aunque sus formas delaten mamar de otros estilos cinematográficos, Ted Demme demuestra que no se apoya en esto gratuitamente. Sabe trabajar su material y por ello consigue elaborar un profundo viaje a las entrañas del mundo del narcotráfico, además de ofrecer una sólida y desgarradora estampa del inmenso poder destructivo que poseen los tentáculos de la ambición.

Basada en hechos reales y aderezada con una buena selección de conocidos temas de la época en la que se basa el argumento (70-80), “Blow” cuenta con un fabuloso Johnny Depp para encarnar a George Jung, un joven cuyo temor a convertir su vida en algo parecido a la de sus padres (existencia monótona, escasa de emociones y muy limitada económicamente), lleva a involucrarlo directamente en el negocio de la marihuana. “Todo es perfecto”, insiste Jung una y otra vez, ignorando aquellos aspectos negativos que probablemente algún día puedan explotarle en la cara. Johnny Depp está chapeau en una interpretación que, como la propia película, va mejorando progresivamente hasta el final. Aparecen en escena actores como Ray Liotta como el padre de Jung, esta vez en el lado de los buenos y desarrollando un convincente trabajo, junto a un acertado Jordi Mollá que se va creciendo por momentos o una pasable Penélope Cruz a la que el cartel de la película concede inmerecidamente demasiado espacio, y cuyo trabajo, más allá de un par de escenas reseñables, se limita a cubrir el trámite que le ha sido impuesto a un personaje que no aporta —al menos a este servidor— demasiado interés.

Al parecer, esta cinta fue vapuleada en su momento por la crítica especializada, que dividió sus opiniones hasta demostrarnos una vez más (y van…) que los críticos deben servirnos simplemente para orientarnos, y no para hacernos decidir si queremos ver o no una determinada película. Generalmente, toda opinión relacionada con un film es subjetiva. A todos no nos gusta lo mismo. Algunos que van de superestrellas del teclado, demuestran su prepotencia creyéndose más importantes que la propia película que desgranan, esputando cuantos más insultos mejor para dárselas de crítico feroz, contundente y temido. Yo no os tengo miedo. Seguiré viendo lo que a mí me dé la gana sin haceros ni puñetero caso.
Sandro Fiorito
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