Otra vez los mayores los han subestimado. El poder juvenil se basa en la anarquía, la temeridad y Jimi Hendrix.
Son rebeldes con causa, la del no referente y la desidia.

¡El joven nihilista necesita jugar!

Recuerdo que en mi infancia vivía aislado en medio del desierto de mar. Cuando alguien enfermaba o iba a parir, debía ser evacuado de urgencia en helicóptero.
"No hay nada!!", maldecíamos.
Las zonas de ocio eran campo, alguna vieja pista y sobre todo la calle. Pero siempre se nos ocurrían cosas que hacer en esa nada. A veces eran prohibidas.

Muchos jóvenes se sintieron identificados con esta historia de una alejada zona residencial, paradigma de la clase media acomodada, cuya política especulativa descuidaba a un alto porcentaje de menores enjaulados, con un irremediable evasión: la rebeldía.
Un desarrollo insostenible, esta vez emocional.

Temazos de Cheap Trick, The Kiss, The Cars, Van Hallen, Jimi Hendrix o Ramones, acogen con cariño a estos niños descontrolados, contribuyendo a hacer de este un muy apreciable documento, que recomiendo por atemporal, fresco y directo.

Cuando gritas al vacío, cuando olvidan la raíz del problema juvenil al atribuir culpas. Cuando vienen los castigos, los dovermans y los toques de queda, solo hay una solución: REVOLUCIÓN!!!!