A esta cinta le debía un revisionado desde no se sabe ya ni cuanto y la verdad es que cuanto más mayor me he hecho, más le he cogido el punto.

A pesar de que es una historia de pasar el rato, que su final no pilla por sorpresa a nadie y da lo que se espera, no significa que lo que hace lo haga mal, al contrario. Jason Statham fue en su momento un soplo de aire fresco para el cine de acción en una época en los que a los grandes ya se les estaban empezando a notar las arrugas y desde que le echó el ojo Guy Ritchie allá por 1998 con 'Lock & Stock' se fue consolidando a pasos agigantados hasta llegar a esta historia de conductor con reglas que le supuso un paso adelante en su carrera.

Desde luego que en la historia del cine hay a lo largo y a lo ancho del globo producciones bastante mejores, con mejores interpretaciones y secuencias más memorables; pero a veces solamente basta que la gente involucrada tanto delante como detrás de las cámaras sepa lo que se hace y este es el caso. Sería de necios pedirle más de lo que puede dar porque este no es uno de esos casos donde se echa en falta más, sino que (si uno sabe donde se mete) hay que intentar disfrutar lo que tiene que mostrar. Y una vez relajado, solo cabe pasar un rato muy entretenido.