Y mira que se lo dije muy claramente, incluso se lo repetí un par de veces.

-Una entrada a las 18 para la sala 18. Para Hoy. Por favor. Gracias.

Joder, más fácil imposible. Pues no, va la tía y me da la entrada, y cuando entró al cine me doi cuenta que me ha dado una para las sala 16 a las 18:30. Con dos ovarios, sí señor. Ya puestos haberme puesto una dibujo de "inocente, inocente" en la espalda.

Así que iba yo cagándome en los muertos de todo, porque a Loft, la que quería ver yo, le tenía muchas ganas, y no tenía ni idea, pero ni idea, de en que película en la que acaba de meterme. Descargué mi furia contra la taquillera rubia de extraña belleza y paletas algo torcidas que me había atendido, aunque en el fondo la culpa era mía; había elegido adrede ponerme en su cola por que, que coño, la chica me pareció atractiva de una manera algo especial. De esas que la gente no se gira al cruzársela por la calle pero uno la encuentra irremediablemente perfecta. La clase de mujer que a la que terminas por adorar todas sus imperfecciones.

El caso es que antes de empezar la peli, pensé en mi crítica. Iba a ser un oda al maltrato de las rubias taquilleras. el título iba a ser algo así como: "Qué alguien le pegue un tiro a la taquillera rubia del Nervión Plaza de Sevilla, esa que tiene una belleza extraña y dos paletas algo torcidas".

Pero luego se apagaron las luces y comenzó el filme. Y tuve que callarme y comerme todo mi orgullo, para reconocer que acababa de asistir a una buena opera prima que explotaba de maravilla su sencilla premisa; un día en la vida dos jóvenes que dejan el “juego” de pasar droga a los amigos y a la gente del barrio para decidir si quieren seguir subiendo puestos en "la organización" o abandonarlo todo ahora que están a tiempo. No hay más. Y lo poco que hay está narrado de forma más que satisfactoria, con sus dosis de humor y dramatismo, con un tono que comienza siendo más cómico, para terminar en un thriller oscuro.

(Sigo en Spoiler. Sin desvelar nada de la película).