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Sergio Berbel rating:
10
Drama Rural Ireland, 1981. A quiet, neglected girl is sent away from her dysfunctional family to live with foster parents for the summer. She blossoms in their care, but in this house where there are meant to be no secrets, she discovers one.
Language of the review:
  • es
March 12, 2023
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MELANCÓLICAMENTE BELLÍSIMA Y SUBLIME, “THE QUIET GIRL” DE COLM BAIRÉAD ES UN CLÁSICO INSTANTÁNEO INOLVIDABLE SOBRE UNA INFANCIA IRLANDESA DIFÍCIL A TRAVÉS DE UNA LECCIÓN MAGISTRAL INTERPRETATIVA DE LA JOVEN CATHERINE CLINCH.

El cine era esto. Contar una historia aparentemente sencilla pero que esconde una profundidad insondable, hacer fácil lo difícil, emocionar y atrapar, embelesar y permitir la reflexión posterior. Eso debe ser el cine y eso es “cum laude” “The quiet girl”, una obra maestra, un clásico instantáneo del irlandés Colm Bairéad, que alcanza el cielo directamente con su ópera prima.

La esencia de la naturaleza humana irlandesa se expande por cada fotograma, por cada poro de la piel de los protagonistas de un film rodado en gaélico y que nos muestra la dificultad para vivir a principios de la década de los 80 de Cáit, una niña de 9 años que ha tenido la mala suerte de pertenecer a una familia desestructurada donde nota cada día que estorba, que es un lastre, que sus padres no la quieren, sobre todo ahora que su madre vuelve a estar embarazada una vez más.

Por eso Cáit es patológicamente introvertida, por eso a sus 9 años se sigue haciendo pis en la cama, por eso tiene que vivir dentro de su propio mundo interior para sobrevivir al mar de desprecio en torno al que se está desarrollando su existencia. Pero un golpe de suerte va a mejorar su vida: sus padres, ante el inminente nacimiento de un nuevo hermano, la mandan a vivir con sus tíos, que no tienen hijos, y entonces descubrirá Cáit al fin el mundo de los afectos, de la comprensión, de la humanidad, del cariño, de la estima, del respeto. Se trata de algo desconocido para ella que poco a poco va a calar en su alma.

La maestría de esta joya del cine gravita en torno a dos cuestiones básicas: la equilibrada, clásica, estática a base de planos fijos y esteticista dirección magistral de Colm Bairéad; y, sobre todo y por encima de todo, la excelsa interpretación de la jovencísima actriz Catherine Clinch, que cautiva y embelesa al espectador más gélido.

Si a esas dos cartas marcadas para triunfar en el corazón del cinéfilo, unimos un prodigioso guión bellamente minimalista del propio cineasta, una preciosa música de Stephen Rennicks y una prodigiosa fotografía de Kate McCullough, entonces sabemos que “The quiet girl” se va a quedar a vivir con nosotros para siempre, habiéndonos ganado de por vida a golpe de sencillez, calidad, honestidad y una melancólica belleza que respira y que la convierte en inolvidable.
Sergio Berbel
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