Click here to copy URL
Poland Poland · Terrassa
Taylor rating:
9
Drama An ambitious woman takes on her corrupt brothers and honest husband in her drive for wealth. In the deep South at the turn of the 20th century, shrewish Regina Giddens readies her household in anticipation of a dinner to honor William Marshall, a wealthy Chicago industrialist who is thinking of building a cotton mill in their small town. Gathered at the table to honor Marshall are Regina's sweet young daughter Alexandra, her greedy ... [+]
Language of the review:
  • es
March 22, 2010
42 of 48 users found this review helpful
Si hubo alguna vez en Hollywood una actriz capaz de bordar, como nunca antes lo había hecho nadie, los papeles de malvada ésa fue, indiscutiblemente, Bette Davis. Quizás por esta sencilla razón no me imagino a ninguna otra actriz de este planeta interpretando a la Regina Giddens de “La loba”. Posiblemente, el zorrón más detestable e inmundo que nunca jamás tendréis ocasión de ver en una gran pantalla.

Quisiera matizar, sin embargo, que cuando me refiero a Regina con tan peyorativo vocablo lo hago simplemente porque las connotaciones semánticas del título original (“The little foxes”) me parecen mucho más apropiadas que las de su título en castellano (“La loba”), pero no porque el personaje interpretado por la Davis tenga nada que ver con una vamp o con una mujer de vida alegre y disoluta. Ni mucho menos. De hecho, Regina Giddens simboliza, en realidad, a la típica reprimida sexual. Una mujer incapaz de dejarse llevar por ningún tipo de pasión amorosa o carnal y que destila tanta sensualidad como un témpano de hielo. Así pues, si Regina me parece un zorrón de mucho cuidado es porque, en definitiva, representa a la clásica arpía codiciosa, maquiavélica, pérfida, artera e infame que tantas veces hemos visto clonada en culebrones televisivos como “Dinastía”, “Falcon Crest” y demás.

Pero si “La loba” es un peliculón de los que ya no se estilan es porque detrás de esa portentosa interpretación hay mucho más. Y aunque lo que voy a destacar es, sin lugar a dudas, una obviedad, creo que nunca estará de más reiterar la extraordinaria labor del operador Gregg Toland y, sobre todo, la de William Wyler. Un cineasta al que siempre que se le reprochaba su falta de estilo respondía con una nueva obra maestra. Con dos cojones.
Taylor
Did you find this review interesting and/or helpful?
arrow