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Taylor rating:
9
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- es
April 24, 2010
10 of 10 users found this review helpful
En cierta ocasión leí que el cine clásico hollywoodiense representaba lo que podríamos denominar, en términos cinematográficos, narrativa ‘fuerte’. O lo que es lo mismo: una narrativa caracterizada por la enorme repercusión de las acciones llevadas a cabo por una serie de personajes muy concretos que ‘SON’ lo que ‘HACEN’. Por unos personajes, en definitiva, que lo que ‘HACEN’ conduce la historia en una dirección determinada.
Bueno, no sé si me he explicado o no pero -en cualquier caso- os aseguro que la peli de Curtiz constituye un magnífico paradigma de lo que acabo de formular. Así pues, aunque Mildred (Joan Crawford) aparece por primera vez en escena como una mujer desesperada, al borde (y nunca mejor dicho) del suicidio, el largo flash-back que nos explica los motivos de su frustrada decisión nos muestra, por el contrario, a una mujer fuerte, tenaz, emprendedora. Una mujer cuyas facciones y constitución física encaja a la perfección con su brioso carácter (ya lo apunta Neathara) y cuyos actos son los que, efectivamente, orquestan todos y cada uno de los episodios de este espléndido melodrama.
Quizás por todo ello (como también apunta Neathara) podríamos afirmar -sin temor a equivocarnos- que “Alma en suplicio” es una peli eminentemente feminista. Y no tan sólo porque son Mildred y su pérfida hija mayor las que realmente cortan el bacalao en toda esta historia, sino porque -por si fuera poco- los tres hombres que las acompañan son tres verdaderos peleles. Tres peleles que -al contrario que ellas- no ‘SON’ lo que ‘HACEN’, sino que ‘HACEN’ lo que ‘SON’. ¿Y que son? Pues eso, tres vulgares peleles.
Bueno, no sé si me he explicado o no pero -en cualquier caso- os aseguro que la peli de Curtiz constituye un magnífico paradigma de lo que acabo de formular. Así pues, aunque Mildred (Joan Crawford) aparece por primera vez en escena como una mujer desesperada, al borde (y nunca mejor dicho) del suicidio, el largo flash-back que nos explica los motivos de su frustrada decisión nos muestra, por el contrario, a una mujer fuerte, tenaz, emprendedora. Una mujer cuyas facciones y constitución física encaja a la perfección con su brioso carácter (ya lo apunta Neathara) y cuyos actos son los que, efectivamente, orquestan todos y cada uno de los episodios de este espléndido melodrama.
Quizás por todo ello (como también apunta Neathara) podríamos afirmar -sin temor a equivocarnos- que “Alma en suplicio” es una peli eminentemente feminista. Y no tan sólo porque son Mildred y su pérfida hija mayor las que realmente cortan el bacalao en toda esta historia, sino porque -por si fuera poco- los tres hombres que las acompañan son tres verdaderos peleles. Tres peleles que -al contrario que ellas- no ‘SON’ lo que ‘HACEN’, sino que ‘HACEN’ lo que ‘SON’. ¿Y que son? Pues eso, tres vulgares peleles.