Sorprende, a bote pronto, encontrarse a un buen actor como Cuba Gooding Jr. en una peliculilla tan trivial y modesta. Pero, bueno, supongo que al bueno de Cuba le hacía falta la pasta y decidió protagonizarla sin demasiados miramientos.

Hipótesis varias al margen, lo cierto es que poco más se me ocurriría añadir sobre un scifi-thriller que huele a telefilm por los cuatro costados y que, en aquellos viejos tiempos de los videoclús, no hubiera tenido otro destino que criar una espesa capa de polvo en cualquier estantería de las del fondo a la derecha. Aún así, si algo he de decir sobre “Ticking clock” es que tampoco es tan y tan mala como quizás he dado a entender. De hecho, su tramo inicial hasta engancha y todo. Y aunque lo más probable es que todos estemos un poco hartos ya de los puñeteros viajes en el tiempo, el intríngulis de saber cómo cojones se resolverá de una maldita vez todo este maldito embrollo es lo que te “obliga”, precisamente, a írtela comiendo con patatas hasta el mismísimo final. Un final, por cierto, bastante insulso y predecible.

Cuatro misericordiosas estrellitas, pues, para una insustancial minucia de usar y tirar cuya mejor virtud, a mi juicio, es que —si no nos ponemos quisquillosos— incluso resulta, hasta cierto punto, entretenida. Pero, vamos, que si te van los sudokus y tienes uno a mano, te la puedes ahorrar. Tranquilamente. Yo es que los odio.