Intento de comedia que, entre otros muchos, comete el típico error de pensar que la aparente improvisación que tan bien puede funcionar en el teatro o en el humor de monólogos, también tiene que dar buenos resultados en el cine. Así, en lo que sería la parte profesional de la producción, “Todo incluído” reúne a un nutrido conjunto de protagonistas (masculinos y femeninos, habituales o con experiencia en el género cómico), les establece un marco geográfico en forma de idílico resort tropical y les da un contexto argumental de terapias matrimoniales.

A partir de ese punto, finalizada la presentación de unos personajes que siguen los archiconocidos patrones de parejas distanciadas por el trabajo, la rutina, las inseguridades y los celos, el guion simplemente propone unos gags picantones y de mecha corta («El gordito de la pareja A va desayunar, tropieza y se cae en el buffet porque es un patoso», «El celoso de la pareja C ve a su chica dando una propina al botones y se piensa que le coge de la mano») y unas transiciones bastante infantiles («la pareja A va a la playa para el sketch de las medusas y la pareja D se pierde en la selva buscando una fiesta») para dejar en manos del reparto la ejecución de los gags concretos con el resultado esperable: sin coordinación, cada protagonista interpreta las escenas como le brota, actuando en una frecuencia propia que muchas veces interfiere con la de los demás. Vince Vaughn está en modo machote malote mientras que Bateman va de rollo puritano y a Bell se le ocurre ir de histérica pasiva agresiva.

A veces resulta caótica y a veces, sencillamente, no se entiende. Y cuando se entiende, no parece que haya algo de un nivel superior a “Escenas de matrimonio”. Pero lo dramático es que con tal mezcla de registros, con cada tío en pantalla yendo a lo suyo sin que nadie haga nada por integrarte en la obra, es virtualmente imposible que las escenas empasten y tengan gracia. Lo normal, para el que aguante, es sentir que miras la pantalla por obligación, por cierto sentimiento de compromiso, pero sin interés, sin ganas o con ganas sólo de que la cosa acabe cuanto antes y los tíos esos de la pantalla dejen de hacer gansadas. Y eso si no tienes el móvil a mano.