A pesar de su interesante ejecución y sus buenas interpretaciones, algo no termina de funcionar en este drama. Quizás Baltasar Kormakur, ese Michael Bay de Hacendado, un especialista en sacar el lado espectacular de las cosas no era la persona indicada para transmitir emociones dolorosas como la pérdida o sufrimiento. O quizás ese enfoque de mezclar una tragedia y una especie de aventura en la lucha por superarla, es una mezcla demasiado arriesgada. O quizás, simplemente, la trama, con cuya esencia es fácil de empatizar porque se basa en la peor de las situaciones que puede vivir una familia, es desarrollada de una manera demasiado rocambolesca como para dejar de ignorar que lo que estamos viendo una ficción

Pero también hay que reconocer que, para ser un drama con todas sus letras, “Inhale” se deja ver relativamente bien. La trama permite a sus protagonistas Diane Kruger y Dermot Mulroney exhibir todo su repertorio gestual e interpretativo de una manera desgarradoramente natural, con una intensidad reforzada por la habilidad de Kormakur para los encuadres y las atmósferas de videoclip. El resultado puede no ser apto para los puristas, pero es agradecido para el espectador medio. Lo mismo se puede decir de ese desarrollo tan aventurero que comentábamos antes: lo que comienza siendo una pareja tratando de sobrellevar una tragedia, evoluciona hacia peripecias que se mueven en una poco definida frontera de las cosas que, moral y legalmente, se pueden hacer para no dejarse llevar y luchar contra el destino. Se trata de situaciones que están fuera del alcance de lo que le podría pasar al público normal, situaciones un tanto forzadas y ‘de película’, que lastran la credibilidad de la película, su componente drama… pero más de uno y más de dos agradecerán.

No es mi caso. Aunque pueda reconocer que “Inhale” se deja ver mejor que otras películas similares, no termino de dejarme llevar ni dejo de ser consciente de que por mucha lágrima que vea, «sólo es una película». Y tampoco entro en el juego moral de si es lícito dejar atrás las convenciones sociales o la legalidad para salvar la vida de un ser querido: la propuesta concreta de “Inhale” me queda muy lejos como para ponerme en su lugar y emitir una valoración. Con la propuesta escénica de Kormakur, si la película plantease si salvar de un incendio en mi casa a mi gata o a un desconodido, incluso llevándolo al límite (¿Y si ese desconocido hubiese provocado el incendio? ¿Y si fuese un niño?), probablemente hubiese salido una película más sólida… pero seguramente menos entretenida. Puede que, en términos generales, “Inhale” no termine de funcionar, pero innegablemente tiene un equilibrio que la hace interesante.