Amable e intrascendente comedia sin ninguna clase de exigencia mental que permite dejar vagar la mente durante hora y media - ya sea dejándola en blanco para descansar de un día ajetreado, pensando en alguna preocupación cotidiana o reviviendo algún momento personal interesante - mientras la conciencia regresa ocasionalmente a la pantalla en los momentos en los que sucede realmente algo. Sí, si algo me gustó de esta “En tierra de Jana Austen”, además de su absoluta falta de expectativas, es que tiene la habilidad de usar con inteligencia sus recursos para colocarlos en momentos escogidos y asegurar éxitos puntuales, mientras que el resto de la película transcurre con apacible convencionalismo.

Al final, no destaca por nada, pero gusta como comedia, emociona como romántica y tampoco tiene altibajos ni momentos de vergüenza ajena. Y, tanto si estás atento como si no, se deja ver con una sonrisa. Si hay momentos para cada película y películas para cada momento, “En tierra de Jane Austen” es una película que se aprecia en casi cualquier circunstancia y estado de ánimo. Y, además de un reparto atractivo (y fuera de Keri Russell, semidesconocido), tiene la vistosidad de introducirnos a ratos en el siempre interesante universo de Jane Austen.