Dirigida por el español Jaume Collet-Serra y protagonizada por un seguro anti-aburrimiento como es Liam Neeson, “El pasajero” ofrece tensión, acción e intriga de alta calidad. La profesionalidad de uno y el carisma del otro captan nuestra atención hacia una trama algo forzada, en la que cuesta entrar al principio, pero que al poco tiempo es imposible dejar de ver hasta el final para «ver cómo acaba la cosa».

Hemos dicho que “El pasajero” ofrece intriga y acción. Como suele pasar con Collet-Serra, la película gana mientras se mantiene en el plano del primer concepto, del suspense, del «qué pasará a continuación», del «quién será el niño misterioso» y resiste bastante bien su generosa ración de giros y contragiros, que -al menos en un primer visionado- no cansan. Por el contrario, el final contiene cantidades desmesuradas de una acción innecesaria, bien rodada pero poco verosímil, metida con calzador, que rompe el equilibro entre ficción y realismo que hasta entonces venía funcionando y, por el hecho de estar al final, te deja con peor gusto del que estabas saboreando hasta ese momento.

Ofrece un rato de entretenimiento jugando a descubrir sus trampas.